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Málaga (España). Lo que dijo, lo dijo con el paño sobre los hombros, a la entrada de su camerino y sin bañarse. Que no le afecta mucho, que el Real Madrid es el Real Madrid y que tampoco es para llorar. Que nada está perdido.
"Yo desde un principio dije que este partido era importante, pero que si ganábamos no nos daba el campeonato y que si perdíamos no nos quitaba la ilusión", comentó Wanchope a unos de los cuatro medios de comunicación ticos presentes ayer en La Rosaleda.
El costarricense, quien solo pudo disparar dos veces al marco de Íker Casillas, subrayó lo que ya se conoce del Real Madrid, que casi no sabe lo que es fallar cuando está cerca del gol.
“Tuvimos en frente a un equipo de mucho oficio que aprovecha todas las que tiene. Y nosotros llegamos menos de lo que hubiéramos querido, pero tampoco logramos concretar”, agregó en el pasillo por donde desfilaban hacia las duchas. Porque ellos también se bañan. Y comen. ¡Y hasta hablan con la prensa en el zacate!
Un tema polémico surgió: ¿cuándo será su retorno a Costa Rica, para integrarse a la Selección? “No sé todavía qué pasará con mi regreso al país. Hay dos partidos pendientes, uno el miércoles por la Copa del Rey (ante Lorca) y el otro el fin de semana con Getafe. Es un asunto administrativo que deben resolver los técnicos”, explicó el artillero.
Preocupación
Míchel Salgado, lateral derecho del Madrid, dijo que el costarricense era factor de preocupación, pues temían que en un descuido les anotara. “Es de los mejores y no podíamos parpadear. Por suerte no se nos escapó”.
El lateral brasileño Roberto Carlos calificó al tico de “resbaladizo e incómodo para marcar, es un lío”, comentó sonriente, rodeado de tres guardas de seguridad.
Faltaba hablar más con Paulo. Preguntarle por la sensación de jugar ante el Madrid. Que explicara por qué paró en la carrera que permitió a Salgado servir el segundo gol. El ambiente, el estímulo de ticos y de su papá Vicente...
Pero Wanchope salió “por la cocina”, recogió a los suyos y viajó quizá a su casa en Marbella. Se llevó un balance de dos tiros al marco, tres pases en ofensiva, cero balones recuperados y ocho perdidos. Y mucha entrega, de eso nadie duda.
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