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San José. En el puro casco central de la capital, donde abundan el comercio, el ruido y la congestión de tránsito, todavía hay ciudadanos que viven allí.
Unos permanecen por cosas del destino, otros se rehúsan a abandonar lo que compraron con tanto esfuerzo y, algunos, porque no les queda más remedio.
A diferencia de vecinos de barrio, quienes habitan en esa zona perdieron su identidad comunal.
No tienen con quién aliarse para quejarse, pues a su alrededor no hay sino viejas casas que fueron transformadas en oficinas, comercios u hoteles o, simplemente, en guaridas de delincuentes por su abandono.
También, ventajas
Pero los pocos residentes, aunque se quejan de los problemas que implica vivir en la capital, destacan las ventajas.
"En una emergencia, ahora con tanto problema de que faltan carros de la Cruz Roja, es fácil conseguir ayuda médica porque hasta caminando se puede llegar a un hospital", manifestó Marielos Montes de Oca, quien reside en la casa 1052, en calle 5, a pocos metros de la avenida 10.
Asimismo, tienen a la mano cualquier cantidad de tiendas y mercados.
"Uno ya sabe que es peligroso caminar por ciertos lugares y a ciertas horas; entonces, se evitan y así se vive sin problemas", agregó Montes de Oca.
Otra ventaja es que pueden beneficiarse de cualquier servicio que hay en la capital sin necesidad de tomar un taxi, un autobús. Si se tiene vehículo propio, no hay que pagar parqueo.
Toda una vida
Empero, en el San José del siglo XXI los vecinos del casco central son tan escasos como las líneas celulares.
Una de ellos es Berta Dávila Ordóñez, quien habita en la casa 803, en calle 5, avenida 8, desde hace 65 años. Su vivienda es de tablones de madera.
"Compré en ¢45.000 toda la propiedad, pero qué me voy a acordar cuánto mide. Antes era lindo... Los buenos vecinos ya se murieron y otros vendieron y se fueron. Yo nunca quise vender, es que me costó tanto comprar que le tengo mucho cariño", dijo esta anciana, de 98 años.
Su única queja es que debe permanecer encerrada todo el día, pues nunca se sabe qué intenciones tiene quien está fuera de su puerta.
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