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Parecía un acto de alguna película de acción en la cual los actores inventan formas de escapar ante el acoso de los "malos" que les tiene rodeados y a punto de capturar.
En las cercanías de La Sabana, los máximos dirigentes de la Fedefut recurrieron a una estrategia impensada para huir de la prensa y así no dar a conocer lo que discutían: la destitución de Jorge Luis Pinto al frente de la Selección Nacional.
Desde el mediodía de ayer se reunieron en el restaurante L'Olivo, en Sabana Norte, los miembros del Ejecutivo (solo tuvo un ausente: el director José Luis Rodríguez) y de la Comisión de Selecciones Nacionales (esta sí, en pleno).
Pese a que los dirigentes apagaron sus celulares e hicieron lo posible porque no se supiera el lugar de la cita, un vecino llamó y pronto el sitio se vio rodeado de periodistas, fotógrafos y camarógrafos.
Para que no quedara ninguna duda de que ahí se definiría el futuro de Pinto, a eso de las 3 p. m. ingresó al local Alexandre Guimaraes, técnico que llevó a la Tricolor al Mundial de Corea y Japón.
Una hora después, Guima abandonó el restaurante y aunque dijo que era una "conversación informal", era obvio que su presencia indicaba que, por lo menos, hubo un conato de negociación.
La prensa seguía apostada frente a L'Olivo a la espera de la salida de los dirigentes, pero llamó la atención que las luces del local se apagaron y cerraron la puerta.
Todo indicaba que los jerarcas abandonarían el lugar, pero ¿por dónde si solo había una salida?
Un guachimán alertó que el restaurante tenía otra salida hacia un parqueo. Apenas dio tiempo de observar al vicepresidente Orlando Moreira montado en una moto, detrás del piloto. Otro jerarca salió en un lujoso Mercedes Benz tapándose con periódicos y cartones.
Tras esta inusual fuga, no se pudo localizar a ninguno. Al parecer, acordaron continuar la reunión, pero en un sitio que la prensa ni siquiera sospechara. Y lo lograron.
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