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Melania Corrales Oconitrillo, esposa del piloto Jorge Meléndez Mora, rezó ayer ante una imagen de la Virgen Reina del Amor en la sala de su casa. Lo hizo para que su marido aparezca pronto.
En su casa, en Zapote -San José-, cerca del antiguo ITAN, estuvo en compañía de sus hijas Marianela, de 32 años, y Andrea, de 27, quienes trataban de mantener la calma.
Narró que su cónyuge salió el martes -a las 5 a. m.- de la vivienda con rumbo al aeropuerto Tobías Bolaños, para luego dirigirse en la avioneta a la pista La Yolanda, en Garabito, Puntarenas.
Meléndez recogió a los turistas y los llevó para que se lanzaran en paracaídas en Garabito, como lo ha hecho en los últimos meses.
Según dijo la esposa, conversó por última vez con él a las 2 p. m. de ese día cuando la llamó por teléfono para saber de su salud, porque está un poco enferma.
Dijo que había hecho el primer viaje con los paracaidistas y que se preparaba para el segundo, que todo iba bien.
Luego de enterarse de la desaparición de la aeronave, poco después de las 8 p. m., comenzó a llamarlo al celular, pero no pudo comunicarse con él.
"Ha sido muy difícil. Sobre todo cuando José Pablo (el único nieto del piloto) se enteró", dijo Marianela, la mayor sus hijas.
Describió que el niño de 8 años llegó de la escuela y al ver la televisión se enteró de la situación y de inmediato comenzó a llorar.
"Le hemos pedido a Dios que nos dé la fortaleza necesaria para aceptar lo que Él quiere", agregó.
La pareja cumplirá 35 años de matrimonio el 5 de junio.
Amplia experiencia. Jorge Meléndez Mora es un aviador con más de 30 años de experiencia.
En la administración de Rodrigo Carazo (1978-1982) fue piloto en muchos viajes del mandatario.
En aquel momento formaba parte de la Sección Aérea del Ministerio de Seguridad Pública.
Trabajó con Servicios Aéreos Nacionales S. A. (Sansa) en el aeropuerto Juan Santamaría.
Voceros de Taca informaron ayer de que fue jefe de pilotos, capitán e instructor de vuelo.
Conocido como Ñe entre sus compañeros de aviación, Meléndez ha recorrido el istmo y ha viajado a Venezuela. Ha estado al mando de aeronaves de mayor tamaño que la desaparecida el martes.
Además, fue funcionario de la compañía Travel Air.
"Hace como ocho años realizó dos viajes como ambulancia desde el hospital de Golfito a la capital. Él sabe muy bien lo que es volar en horas de la noche", añadió su esposa.
Ella confirmó que en los años de viajar nunca ha sufrido accidente alguno. "Muchas veces debió quedarse en tierra porque las condiciones climáticas no permitían despegar", recordó.
La aparición de uno de los ocupantes de la aeronave abrió una esperanza a la familia del piloto. Pero, mientras, se aferran a la oración.
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