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Tormenta golpeó con fuerza a pescadores de Puerto Jiménez

Fenómeno del jueves destruyó 20 lanchas, muelle y equipos de pesca Pánico se apoderó de pobladores que lloraban, gritaban y corrían sin rumbo

Corresponsal
Puerto Jiménez, Golfito. Unas 20 embarcaciones dañadas, el muelle inservible y la pérdida de los utensilios de pesca son parte de las consecuencias de la tormenta que afectó el jueves esta localidad del Pacífico Sur de Puntarenas.
El fenómeno que se presentó con grandes olas, lluvias intensas y fuerte viento se produjo a las 4 p. m. y duró 20 minutos.
Los daños se observaban ayer a lo largo de tres kilómetros de playa desde el centro de Puerto Jiménez hasta Puntarenitas.
Los pobladores ayer recorrían la arena en busca de los motores de las lanchas, los trasmallos, las cuerdas, los salvavidas y cualquier otro implemento de pesca.
Sus rostros reflejaban preocupación pues los motores se llenaron de arena y la reparación no es segura.
José Ángel Montero Villalobos, de 54 años, al explicar su situación, dijo que los motores más pequeños tienen un costo superior a ¢1 millón.
"Lo que lamento es que muchos adquirimos deudas con los bancos para comprar los motores y las lanchas y ahora no sé qué va a pasar", mencionó.
A la incertidumbre personal de los 6.815 habitantes de este distrito de Golfito, cuya actividad principal es la pesca, se agregaba ayer la inquietud general sobre el futuro del único muelle, pues el agua se llevó todas las tablas del piso y se desconoce el estado de la estructura de hierro.
Ronny Montes Orio, síndico municipal, dijo que junto a la Asociación de Desarrollo deberán buscar un préstamo para repararlo.
Angustia. Al relatar lo sucedido el jueves, Miguel Duarte Quintero, de 44 años, comentó que todo comenzó cuando el cielo se puso muy oscuro y llovió con viento.
Fue entonces que las lanchas comenzaron a pegar entre ellas. Otras eran arrastradas por las olas que las hacían pegar con el muro que protege la ciudad.
Orlando Beyido, de 41 años, narró cómo muchas mujeres que estaban con sus hijos en la playa gritaban, lloraban y corrían sin rumbo. "Pensamos que se trataba del fin del mundo. Una experiencia horrible", relató.

  • POR Freddy Parrales
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