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Munich. Basta con echar una mirada a cualquier esquina o rincón de esta ciudad para darse cuenta de que está a pocas horas de ser el epicentro del torneo futbolístico más importante del planeta.
Los rótulos, las banderas, los carteles de bienvenida, los televisores al aire libre, las promociones para invitar a la gente a ver el partido . , todo en Múnich parece diseñado en función de la Copa que empezará mañana con el duelo entre ticos y alemanes.
En cambio, la pintoresca Walldorf no se permeó tanto del ambiente mundialista que destilan otras ciudades germanas, y debe agradecerle a la presencia costarricense la tímida atmósfera que vivió en los últimos días.
Pero en Múnich es otra cosa. Aquí sí hay Mundial: desde el metro, lleno de símbolos para que cualquiera pueda llegar al estadio sin saber una sola palabra de alemán, hasta el comercio, que está dispuesto a extraerle hasta el último centavo de plusvalía al que es uno de los mejores negocios de la historia.
Hasta el clima pareció confabularse para hacer más agradable la visita a la ciudad donde se inaugurará la edición 18 del Mundial. Todavía no termina de calentar la primavera, pero al menos la temperatura subió un poco más.
Un concierto de Plácido Domingo fue el punto de partida para las actividades culturales, el martes pasado en el Estadio Olímpico. También hay espacio para los tenores en un Mundial.
No ha pasado un solo día en Alemania sin que la Selección tica reciba el aplauso y los parabienes de algún compatriota.
Ayer, el grupo artístico "Mi linda Costa Rica" llegó al hotel de la Tricolor para regalar una palabra de aliento. Algunos de los jugadores se bajaron del autobús y pasaron de largo, escuchando el iPod, pero otros como Wálter Centeno y José Francisco Porras se tomaron un rato para agradecer el gesto.
La policía alemana montó vallas para mantener a distancia a los aficionados. Tal precaución fue innecesaria, pues los fanáticos de la Tricolor mostraron disciplina europea y festejaron a la distancia.
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