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París. Ni el mejor Roger Federer pudo con el español Rafael Nadal, que demostró ser el rey indiscutible en arcilla al conquistar ayer su segundo Abierto de Francia, con parciales de 1-6, 6-1, 6-4 y 7-6 (4).
"Es mi mejor final ante el mejor jugador de la historia", dijo Nadal tras recibir la Copa de los Mosqueteros de manos del extenista sueco Stefan Edberg.
Nadal se tumbó en la arcilla tras el punto ganador y luego saltó a las tribunas para fundirse en abrazos con su familia.
"Es un luchador y merece ganar aquí", analizó Federer, quien se mostró muy afectado inmediatamente después de perder, quizás consciente que tuvo una gran oportunidad de convertirse en el tercer tenista, tras Don Bulge y Rod Laver, en conquistar los cuatro Grand Slams (torneos más importantes) de forma consecutiva.
Ante el número uno del mundo, que buscaba su primer Roland Garros y octavo título de Grand Slam , Nadal aumentó a 60 su récord de victorias sobre arcilla.
El español no solo se proclamó rey con una marca de 14-0, sino que es el primer tenista que logra dos Roland Garros de forma consecutiva desde que lo hiciera el brasileño Gustavo Kuerten en 2000 y 2001.
Nadal (segundo favorito) remontó de manera espectacular un desastroso primer set y se afianzó como la pesadilla del suizo, al que le ha ganado seis de siete juegos.
Con todo. Federer (primer sembrado) empezó el encuentro atacando continuamente a Nadal, buscándole su revés con fuertes derechazos además de subir en varias ocasiones a la red. Nadal estaba desbordado y apenas ganó su servicio cuando estaba con un 5-0 en contra y tras de 35 minutos de juego.
Entonces, el partido dio un giro de 180 grados. Nadal cambió la estrategia y su actitud en la cancha y, poco a poco, empezó a meter todas las pelotas que falló en la primera manga.
Federer se fue hundiendo, dando escasas señales de vida cuando Nadal dominaba toda la cancha, con paralelos, cruzados, dejadas en la red y golpes de volea.
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