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El Ministerio de Educación Pública efectuó ayer los exámenes de español y ciencias sociales a 340 extranjeros decididos, sin acoso, coacción ni liviandad, a naturalizarse costarricenses globalizados. Entre ellos, 131 nicaragüenses, 119 colombianos, 36 cubanos, nueve peruanos, cinco chinos, cinco dominicanos, cuatro panameños, tres rusos, dos georgianos, dos hondureños, un francés y un mexicano. Bienvenidos.
En dos platos, para ser costarricense hay que dominar el español y las ciencias sociales, lo cual plantea un problema de equidad: ¿qué hacemos con muchos ticos que, a duras penas, hablan español, cuyo vocabulario se reduce a un diccionario de dos páginas (los clásicos mae, vara, hueón e hijuep ...), no tienen idea de los signos de puntuación, y que, como se ha demostrado de manera pública y notoria, confunden el 15 de septiembre con el 11 de abril y este con el aniversario de la Liga, el himno nacional con el himno del Deporitvo Saprissa, a William Walker con Johnny Walker, los huesos de un perro con los huesos de Juan Santamaría, y, más ahora, cuando las fechas patrias son solo comodines turísticos?
Bien haríamos, por ello, en aras de la equidad, en obligar a los ticos, cada cinco años, a un examen de español (escrito y oral) y de ciencias sociales, y, mejor, también de lógica elemental y valores éticos. Los perdedores se someterían a un curso intensivo de refrescamiento, so pena del decomiso de la cédula, del carné profesional o de la licencia para manejar hasta ganar los cursos. En cuanto a los profesionales, el examen consistiría en revisar (fondo y forma) sus cartas, sus escritos de todo género, los informes, las presentaciones o las resoluciones. Los diputados presentarían, como única prueba, el horror de las actas en comisiones y plenarios; los periodistas, sus informaciones o comentarios, y los consejos universitarios, sus declaraciones oficiales…
Así, no oiríamos a más profesionales decir, aquí y en el exterior, para pena de la patria, traé , en vez de trae; caé , en vez de cae; hubieron , en vez de hubo; habemos , en vez de estamos o somos; el equipo alínea , en vez de alinea; prevía , en vez de preveía; yo vía , en vez de veía; Rafel , en vez de Rafael, y tampoco hablaríamos como Toro Sentado , en un programa deportivo: "Hoy comentarles el partido de ayer y entrevistarles a los jugadores", todo en infinitivo, y tampoco criticaríamos al Banco Central por “meterse en el asunto de las bandas”, lo cual compete, según el crítico, al Ministerio de Cultura…
Costarricenses, a mucha honra, pero, eso sí, al día en lengua, historia, raciocinio y valores…
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