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¿Qué sucede en Londres? En el 2005, esta ciudad fue anfitriona de Live8, un megaconcierto donde estrellas de rock con ínfulas de economistas impulsaron a los patrones en "el Sur" a continuar implementando las mismas políticas contraproducentes que los han llevado a amasar grandes cantidades de deuda externa mientras perpetúan la pobreza.
A inicios de este año, el presidente venezolano Hugo Chávez –con su mezcla única de revolución socialista y folclor regional– recibió una bienvenida de lujo por parte del alcalde de Londres, Ken Living-stone. Hace poco, en Trafalgar Square, se “celebró la amistad” entre Londres y Caracas, “dos grandes ciudades”, con un concierto gratuito (cortesía de los contribuyentes londinenses).
Ofensa moral. Livingstone y sus acólitos parecen creer el alegato de Chávez de ser él la reencarnación del libertador Simón Bolívar. A principios del año, 94 parlamentarios británicos firmaron una moción que “llama al Gobierno del Reino Unido a reconocer los beneficios para otros países en desarrollo del modelo de desarrollo social de Venezuela”. Sin embargo, ¿cuán bien funciona este modelo?
Por más de cinco décadas, la gente en “el sur” se ha visto sometida a políticas promovidas por activistas en países ricos que nunca pudieron implementarlas en casa: es muy fácil soñar con socialismo para otros cuando se vive en países con ingresos per cápita superiores a los $20.000. No obstante, posturas como estas resultan moralmente ofensivas.
Falso e imposible. El caso de Livingstone es particular: ha expresado que, conforme a los programas educativos socialistas de Chávez, “el analfabetismo ha sido eliminado”, lo que no solo es falso, sino que imposible. Ha sido el analfabetismo lo que le permitió a Chávez vender su demagogia y ganar elecciones. Irónicamente, la política más audaz implementada por Livingstone en materia educativa fue inicialmente ideada en centros de política pública liberales como el Institute of Economic Affairs y el Adam Smith Institute. Obviamente no ha podido impulsar medidas más socialistas debido a que los letrados votantes londinenses no se lo permitirían.
En un tema Chávez sí tiene la razón: él afirma que una minoría se ha apoderado de la riqueza mundial y de los recursos naturales, y ha concentrado el capital en muy pocas manos. Esto es precisamente lo que sucede en Venezuela, donde esa minoría es el mismo Chávez, quien controla a placer el petróleo y la economía venezolanos. Actualmente la economía se sostiene gracias al alto precio del crudo. Desafortunadamente, muy poco de estos ingresos alcanzan a los venezolanos. Chávez está muy ocupado gastando sus petrodólares en promover otras revoluciones socialistas en la región o comprándole armas a Rusia.
Platos rotos. Estos petrodólares también contribuyen a enturbiar el ambiente político a lo largo de Latinoamérica. Recientemente se le solicitó al embajador venezolano en Lima que abandonara Perú, debido a la intromisión del régimen de Chávez a favor del populista Ollanta Humala en las recientes elecciones en ese país. El apoyo de Chávez al presidente de Bolivia, Evo Morales, llevó a este a nacionalizar las reservas de gas y petróleo de esa nación. Los más afectados por esta decisión no fueron los imperialistas yanquis, sino Brasil y Argentina, que ahora enfrentan escasez y precios más altos de gas.
Si en Londres quieren celebrar el despotismo de Chávez con alfombras rojas y conciertos gratuitos, nuestra súplica desde el sur sería: ¡déjense a Chávez y libérennos!
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