La regla número 12 del futbol mundial regula todas las faltas que se producen en un campo de juego. No obstante, ninguno de sus apartados hace alusión a los golpes con el codo.
El reglamento, más bien, plantea generalidades para que los árbitros tomen decisiones a partir de cada caso.
El texto de la regla dice: "Se concederá un tiro libre al equipo adversario si un jugador comete alguna infracción de una manera que el árbitro considere imprudente, temeraria o con uso excesivo de la fuerza".
Las posibles infracciones incluyen “saltar o cargar” sobre un adversario, y “golpear o intentar golpear” a otro jugador.
Dependiendo de la magnitud de la falta, el réferi puede decidir mostrarle tarjeta amarilla o roja al futbolista involucrado.
Una decisión de la International Board (el ente que modifica las reglas) indica que “una jugada que ponga en peligro la integridad física de un adversario deberá ser sancionada como juego brusco grave”.
Esto podría aplicarse al uso imprudente de los brazos y provocar la expulsión.
Subjetividad. El instructor arbitral Rónald Gutiérrez admitió que, al igual que en muchas otras reglas, queda a criterio del árbitro determinar cuándo un codazo excede el juego limpio.
“Así sucede con la mayoría de las faltas, en los cursos arbitrales se exponen algunos ejemplos pero siempre pueden aparecer nuevas jugadas que generen alguna controversia”.
Para Gutiérrez, aunque cierto nivel de contacto está permitido, de acuerdo con el espíritu de la regla los codazos deberían estar siempre prohibidos.
En los últimos mundiales, esta es una de las jugadas que más han perseguido y castigado los árbitros, junto a las barridas por detrás, la simulación de faltas y los problemas para colocar las barreras a la justa distancia.
La Comisión de Arbitraje de FIFA exigió a los silbateros del pasado Mundial de Alemania actuar con mucho celo y rigurosidad a la hora de juzgar alguna de esas acciones.