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La educación que nos condena

Es hora de revisar la brújula en el campo educativo para nuestro desarrollo económico

Analizando nuestra educación en términos de cantidad y cobertura, y no de calidad o rendimiento, pues es una dicusión aparte, he encontrado los siguientes hechos que quería compartir.
Uno de los elementos fundamentales que ha permitido a algunos países alcanzar su desarrollo económico en las últimas décadas fue un cambio radical en la conformación de los graduados universitarios. Sus Gobiernos invirtieron sumas importantes de dinero para estimular las carreras en tecnología e ingenierías, motivando a los estudiantes desde primaria para que tuvieran esa formación e inclinación profesional, gerenciado por sus respectivos Ministerios de Educación, tal y como lo entendieron, hace muchos años, los irlandeses, checos y polacos, pero que en el caso de Costa Rica, estamos 180 grados desviados en nuestras acciones
Como país, no podemos aspirar a grandes sueños si nuestro sistema educativo no gradúa al menos al 50% de los estudiantes en ese tipo de carreras, lo cual contrasta totalmente con nuestra realidad, pues en los últimos cuatro años, el 75% de los graduados universitarios pertenecen a las Ciencias Sociales o al campo de la Educación, que además de ser un despilfarro descomunal e irracional de recursos como país, el sistema se encarga de engañar a miles de estudiantes y graduados, pues algunas de esas carreras tienen tasas de desempleo escandalosas y que deben avergonzarnos como sociedad. Aquí la responsabilidad es compartida entre el Ministerio de Educación Pública y las universidades, tanto públicas como privadas, pues los pocos esfuerzos hechos a la fecha son, evidentemente, insuficientes.
La cobertura. Por otro lado, nuestra cobertura en educación secundaria es muy baja, especialmente en el ciclo diversificado, pues sólo alcanzó 38,4% en el 2004, que sumado a que un 64% de nuestra fuerza laboral actual no la terminó, prácticamente los condena a la pobreza. Una de las principales razones del abandono de las aulas es por motivos económicos, no obstante, el aumento en la inversión para la educación de los últimos años, pues pasó del 3.6% del PIB en 1990 al 5.5% en el 2004
Debemos recordar que los gremios de los educadores han externado, y efectivamente así es, que los 200 días no han cumplido su objetivo, sin embargo, presionan porque les paguen en setiembre ese incentivo que corresponde a un 168% del salario que perciben, e inclusive solicitaron recientemente que se aumente en 40.000 colones.
Ese incentivo se paga a los docentes que hayan acumulado menos de 26 días de ausencia, de los 200 días del ciclo lectivo. Además, el año pasado se pasó de un promedio de 2.886 incapacidades mensuales, entre febrero y agosto, a 4.667 incapacidades por mes, de setiembre a diciembre, lo que representa un aumento del 63%, aunado este año, que se les paga el incentivo a partir de setiembre, por lo que muy probablemente el crecimiento en incapacidades aumentará considerablemente.
Planificación adecuada. La medida que debería tomarse, para lo cual se requiere algo más que liderazgo por parte del Ministerio de Educacion Pública, es desestimar el ciclo lectivo de 200 días mientras se planifica adecuada e inteligentemente, eliminar ese incentivo salarial, que no tiene ningún sentido, y pasar esos recursos a un fondo de becas para estudiantes de primaria y secundaria, que les permita tener mayor posibilidad de salir de la pobreza a miles de compatriotas, pues ese incentivo representa, aproximadamente, 25.000 millones de colones anuales.
Si aumentamos la cobertura y graduación de la secundaria y brindamos una mayor oferta académica universitaria en las áreas de ciencias básicas, tecnologías e ingenierías, podremos atraer más inversiones productivas al país; así los jovenes tendrán más oportunidades de empleo y mejor pagado, que, sumado a mayores encadenamientos productivos, estaremos dando pasos muy importantes hacia nuestro desarrollo económico, y, lo más importante, mejorando la calidad de vida de nuestros ciudadanos. ¡ Es hora de revisar la brújula !

  • POR Denis Alvarado Bonilla
  • Opinión
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