Santiago. AP. El extodopoderoso dictador Augusto Pinochet es un hombre solitario por estos días.
Cuando su excolaborador al mando de la policía secreta afirmó que Pinochet amasó su fortuna con el tráfico de drogas, solo unos pocos, su abogado y familiares, salieron en su defensa.
El 11 de setiembre se conmemoró el 33.° aniversario del golpe militar que lo llevó al poder, y apenas un puñado de mujeres concurrieron a saludarlo en su mansión de Santiago, él no se dejó ver.
El general de 90 años debe mantener una constante lucha en tribunales, y solo su deteriorada salud lo ha salvado de una sentencia. Pero enfrenta desafueros y cargos por abusos de derechos humanos y evasión tributaria.
Se le ha diagnosticado una leve demencia producida por varios derrames cerebrales. Además, sufre diabetes y usa marcapasos.
Durante la pasada campaña presidencial, la presidenta Michelle Bachelet dijo que Pinochet pertenece al pasado, y hasta sus antiguos partidarios derechistas lo ignoraron, considerando que su papel en la vida política chilena es irrelevante.
Es un cambio radical para un hombre que gobernó durante casi 17 años con poder casi absoluto, y que en una ocasión se jactó de que "en Chile no se mueve una hoja si no la estoy moviendo yo".
Pinochet aún enfrenta decenas de juicios por las violaciones de los derechos humanos durante su régimen de 1973 a 1990.
Dinero dudoso. Pero es la aparición de dineros misteriosos lo que parece haber precipitado el abandono de sus antiguos seguidores, luego que hace dos años el senado de Estados Unidos que investigaba al Banco Riggs, de Washington, reveló que Pinochet poseía allí cuentas por ocho millones de dólares.
El politólogo Ricardo Israel cree que muchos chilenos estaba dispuestos a aceptar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura del general, pero la cuestión del dinero fue un golpe muy fuerte para muchos.
El juez que investiga las cuentas del exdictador ha calculado su fortuna en $28 millones, y el encarcelado exjefe de la policía secreta del régimen, general Manuel Contreras, aseguró que esa fortuna fue amasada mediante el tráfico de cocaína y armas.
A través de sus abogados, Pinochet ha reiterado que el dinero es legítimo, producto de ahorros, inversiones y donaciones.
El dinero en el exterior ha sido lo más complejo para el anciano exdictador, ya que ha provocado las dudas incluso de algunos de sus más firmes partidarios y excolaboradores antes incondicionales.
“Merecemos una explicación”, dijo el general retirado Rafael Villarroel, que fue el segundo hombre de Pinochet en el ejército.
El actual comandante del ejército, general Oscar Izurieta, expresó que espera que Pinochet pruebe que su dinero tiene un origen legítimo, pero agregó a la revista Qué Pasa que las revelaciones han hecho mucho daño a la institución.
Los leales a Pinochet son pocos, aunque decididos. Hermógenes Pérez de Arce, un conocido columnista y exdiputado de derecha, dijo que muchos expartidarios lo han abandonado e incluso han adoptado un lenguaje abiertamente contra el exgobernante. Opinó que a esas personas les han lavado el cerebro.
Pérez de Arce dijo que Pinochet ha sido durante años el blanco de ataques de izquierdistas de todo el mundo, e insistió que las acusaciones de corrupción y de abusos no tienen base.
La esposa de Pinochet, Lucía Hiriart, dijo en el aniversario del golpe que Pinochet, “si se equivocó, pide perdón a la gente que cayó, de los nuestros sobre todo, y de los contrarios también”.
Pinochet parece estar cada vez más solo y ello se evidenció claramente cuando el juez Baltazar Garzón, quien cambió la historia de hasta entonces impune general, visitó Chile en agosto.
Solo 12 personas participaron en la única protesta organizadacontra su presencia.