Straffan, Irlanda. Con brillantez, el equipo de Europa conquistó ayer su octava Copa Ryder de golf, en una tarde de gran juego y fuertes emociones en la pequeña localidad irlandesa de Straffan.
La definición llegó a media tarde, cuando faltaba aún por disputar seis de los 12 encuentros programados, y el equipo dirigido por Ian Woosnam obtuvo una ventaja de 14-8 en los hoyos del K Club.
El punto decisivo lo logró el inglés Luke Donald, cuando marcó el par en el hoyo 17 de su desafío ante el estadounidense Chad Campbell.
Europa defiende así el pergamino conseguido hace dos años con el resultado récord de 18,5 a 9,5.
El británico Lee Westwood le dio el último punto del día a Europa, gracias a Chris DiMarco, quien envió dos pelotas al agua en el 18 y le otorgó la victoria por un hoyo.
Inmediatamente después de que Westwood y DiMarco dejaran el green , un jubiloso Woosnam hizo saltar el primer corcho de champaña para celebrar la clara victoria.
"Este es un día maravilloso. No puedo agradecerle más a mi equipo. Trabajaron tan duro para esto y se merecen la victoria. Este es un momento tan espectacular que es increíble", expresó Woosnam.
Por su parte, el capitán estadounidense, Tom Lehmann, dijo que no podía sino felicitar al rival.
“Me saco el sombrero ante los europeos. Fueron simplemente tan buenos. Debo dar el crédito a quien lo merece, y fueron mejores”.
Pero entre las emociones de una tarde con 140.000 espectadores sobresalió sin dudas la de Darren Clarke, quien ganó para llevar a Europa a 16 puntos y rompió a llorar.
“Estoy feliz de haber venido, es un día increíble para Irlanda, los estadounidenses me apoyaron en todo momento y eso significó mucho para mí”, dijo Clarke, quien jugó apenas seis semanas después de que su esposa muriera de cáncer.
“La gente demostró que le importó mucho, pero también que les importó Heather”, comentó en referencia a su esposa.