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Concretando un sueño

Hace 40 años, las empresas constructoras se asociaron para el bien de Costa Rica

El 26 de setiembre de 1966, un grupo de visionarios firmó el acta constitutiva de la Cámara Costarricense de la Construcción (CCC), inspirados por el ingeniero Trino Araya Borge. Él formó la primera directiva con sus colegas Franz Sauter (q. e. p. d.), Luis Manuel Chacón, Luis Eduardo Uribe, Carlos Manuel Escalante, Mario Urbina y Guillermo Carranza.
Los constructores de la época no estaban representados ni organizados, por lo que eran muy pocas sus oportunidades de crecer. Afrontaban también falta de credibilidad de los entes estatales y la carencia de información sobre planes y proyectos que el gobierno ejecutaría.
A la vez, los precios de los materiales de construcción importados sufrían elevados impuestos, y los contratos de obra tenían precio fijo, sin considerar los aumentos.
La contratación de obra pública para construir escuelas y viviendas era un reto para los empresarios nacionales porque se otorgaba a empresas extranjeras, con la consecuente fuga de divisas.
A la vez, licitaciones para algunas obras de electrificación exigían garantía 100% más alta que el valor del contrato. En torno a estos asuntos se dieron las primeras luchas de la Cámara.
La CCC gestionó también ante el Banco Central, a través del Poder Ejecutivo, una reforma a la ley de recargos cambiarios, para obtener la exención de impuestos a los materiales de construcción para obras del Estado.
Poco a poco, la Cámara empezó a concienciar a entes como la CCSS, el ICE y el INS, entre otros, de la necesidad de dar oportunidad a la empresa privada en la construcción de obras.
Asimismo, colaboraba con el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos en forma técnica, procuraba la especialización de los obreros por medio del INA y procuraba condiciones bancarias que le permitieran participar en la construcción de obras.
Visión de desarrollo. Así, 25 empresas fundadoras alzaron la bandera de los sueños, con la visión del desarrollo del país y forjaron un sueño: una Costa Rica mejor para todos.
Por sus propios medios, cada nuevo director visitó las empresas para exponerles los planes de trabajo y afiliarlas a la CCC. Con una mesa de conferencias y 16 sillas, donadas por Mario Quirós Sasso, se impulsaron los proyectos.
Poco a poco fueron ampliando la participación de las empresas constructoras nacionales en la construcción de carreteras, escuelas, hospitales, plantas hidroeléctricas, puentes, acueductos y viviendas.
Hoy, la Cámara tiene 280 empresas afiliadas, cinco comités permanentes de Trabajo con expertos en diferentes áreas de construcción, que laboran ad honórem en asuntos como simplificación de trámites, vivienda y urbanismo, infraestructura y obras mayores, estandarización, reglamentación y normativa, etc.
La CCC está afiliada a la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción (FICC) y a la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (Uccaep), entes en los que he representado a la Cámara en la Presidencia de FICC y ahora en la Primera Vicepresidencia de Uccaep.
La Cámara ha incursionado en servicios alternos, como publicaciones, seminarios y ferias especializadas, entre otros importantes; da el servicio de estudios técnicos y legales y la información estadística del sector actualizada a los asociados.
En estos 40 años, la CCC ha impulsado el progreso del país, generando empleo y el bienestar de los trabajadores, la demanda de materiales de construcción y maquinaria, y todos los servicios que se relacionan con su accionar.
Los fundadores construyeron un sueño; nosotros hemos continuado concretándolo, con el compromiso de hacerlo exitosamente por una Costa Rica mejor para todos.

  • POR Jaime Molina Ulloa
  • Opinión
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