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San José. AFP. Hospitales destartalados, equipos vetustos, cuando los hay, personal mal pagado, listas de espera interminables o medicamentos a precio de oro es lo que encuentran en el sistema público de salud los centroamericanos que no tienen dólares para acudir a un centro privado.
La huelga de médicos de los hospitales públicos de Guatemala, que protestan por la falta de equipos y material clínico para atender a los pacientes, ha dejado al descubierto una realidad sórdida y a menudo inhumana.
Pacientes que llevan meses esperando a ser intervenidos para extraerles una bala o un tumor en ciernes o para recomponerles algún hueso roto en destartaladas camas de hospitales donde no es extraño ver cucarachas circulando al lado del enfermo.
O que por un boquete abierto en el techo se filtren ocasionalmente las aguas negras de tuberías que no han podido resistir el paso del tiempo, y caigan en la sala de los recién nacidos.
"Hemos planteado el problema que hay en el sistema de salud y el problema que hay se llama dinero", aseguró la ministra de Salud de Honduras, Jenny Meza.
Reforma necesaria. Pero a juicio del director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Costa Rica, el guatemalteco Carlos Samayoa, se necesitan, en particular en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua, decisiones políticas apropiadas para hacer reformas profundas.
“Ha habido reformas, pero con un enfoque sobre todo económico, sin ver el aspecto social de la salud o la educación”, aseguró el funcionario.
Los cambios, dijo, deben ir dirigidos a invertir en salud primaria, tanto en zonas urbanas como rurales. Como ejemplo de esto puso a Costa Rica, Chile o Cuba.
“Hay evidencias para mostrar que si se invierte en salud primaria habrá más réditos: no solo se mejorará el capital humano sino que se disminuirán los costos hospitalarios”, aseguró.
A la escasez de los recursos del Estado se suma el aumento de la población o la reducción de las contribuciones sociales debido, entre otras cosas, a precariedad laboral.
Las consecuencias de esta situación se reflejan en tasas muy altas de mortalidad materna, desnutrición, anemia, problemas de salud física y mental de los cuales son víctimas sobre todo las mujeres.
Aunque la esperanza de vida oscila entre los 69 años de Guatemala, los 71 años de Honduras y los 80 de Costa Rica, su calidad no es en la mayoría de los casos la mejor.
En Nicaragua y Guatemala, de cada 100.000 mujeres que dan a luz mueren 87 y 98, respectivamente, mientras que en Honduras sobrepasa los 100 fallecimientos, según datos de la OPS.
La desnutrición y la anemia por falta de hierro son habituales en las centroamericanas, provocados por dietas deficientes, alta prevalencia de parásitos en algunas zonas, y por embarazos repetidos.
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