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Un agricultor que se dirigía a una siembra de frijoles encontró ayer, en un desolado camino de Escazú, el cadáver de una mujer a quien desconocidos golpearon y dispararon en la cabeza.
La víctima –portaba un documento a nombre de una extranjera de apellido Quintero– presentaba dos orificios de bala: uno cerca de la boca y otro en la parte posterior de la cabeza.
Las autoridades desconocían ayer si las heridas las causó un solo proyectil o si le dispararon en dos ocasiones.
El cadáver yacía en calle La Ventolera, en Bebedero de Escazú, y lo dejaron en una zanja horas antes del hallazgo.
Ayer a las 6:15 a. m. el agricultor Pedro Fernández vio un bulto junto a la calle.
"Mi primo llamó a la casa y le dijo a la mamá que había una mujer muerta junto al camino. No era nadie de la zona; él (Fernández) la hubiera identificado", manifestó Jorge González, un lugareño.
Golpeada. Aparte de los orificios, la mujer presentaba señales de golpes en el rostro, en especial en el ojo izquierdo.
Los agentes del OIJ consideran que no la mataron en ese lugar. El asesino procuró acomodar el cuerpo para que los pies no quedaran sobre el camino.
Los investigadores estiman que las posibilidades de un ataque sexual o un robo son mínimas.
La víctima tenía su ropa en orden. Vestía una minifalda celeste, blusa blanca con mangas rosadas y zapatos tipo sandalia de atar.
La Policía está convencida de que no ofreció resistencia.
El homicida tampoco se llevó las alhajas de la mujer, entre estas anillos y aretes.
Otros hallazgos. Cerca del cuerpo los agentes encontraron una agenda telefónica.
La fallecida también llevaba –oculto en el sujetador– un recibo de un depósito bancario a nombre de Quintero, indicó el oficial de la Policía Élmer Cortés.
Uno de los agentes del OIJ detalló que, si bien en el documento se consigna el nombre de Quintero, aún no es posible confirmar que se trate de la víctima.
La persona con ese nombre tiene 41 años y, según sus registros laborales, en el 2004 trabajó, durante un corto período, en un casino de San José.
En horas de la tarde el OIJ se esforzaba por localizar a la extranjera. Ayer el móvil parecía confuso. “Desconocemos la intención del asesino”, comentó uno de los investigadores del OIJ.
En lo que va del año las autoridades judiciales de San José han atendido 86 asesinatos. La cifra es muy parecida a la del mismo período del año anterior.
Falta vigilancia. Según el vecino Jorge González, en Bebedero la presencia policial es nula.
La delegación más cercana (la de San Antonio) queda a unos cinco kilómetros.
“Aquí es muy raro ver una patrulla”, puntualizó.
El tajo de la localidad ha sido utilizado como un cementerio de carros por bandas que los desarman. Asimismo, en días pasados aparecieron cinco reses destazadas, dijeron los lugareños.
“Se supone que aquí los que vienen son los finqueros a ver el ganado, pero a cada rato suben otros carros; sabrá Dios a qué”, manifestó Marco Marín, otro vecino de Bebedero.
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