PARIS (AFP) - Las dos primeras jornadas, domingo y lunes, del Abierto de tenis de Francia en el señero estadio de Roland Garros estuvieron marcadas por la apabullante victoria de la lluvia sobre el deporte, ya que mientras la primera cayó a raudales sólo hubo tenis con cuentagotas.
El viernes pasado, antes del sorteo de los cuadros definitivos del único torneo de Grand Slam que se juega sobre polvo de ladrillo, el presidente de la Federación Francesa de Tenis (FFT), Christian Bîmes, advirtió que los partes meteorológicos pronosticaban lluvias para el domingo y los primeros días de esta semana.
"¡Intentaremos arreglarnos!", adelantó el responsable, probablemente con una dosis de optimismo que no permitía prever que en dos días sólo se completarían 14 de los 72 partidos programados. Esto provocó un atasco en la programación de la primera instancia de la competición que no conocía precedentes desde el 30 de mayo de 2000, cuando se anuló la jornada entera.
El domingo hubo una sola interrupción de más de seis horas que comenzó pasado el mediodía local (10H00 GMT). Sólo el partido inaugural en el court central Philippe Chatrier, entre Marat Safin (N.22) y español Fernando Vicente, finalizó con cierta normalidad aunque bajo una fuerte garúa, y esto gracias a que el ruso liquidó el pleito en 1 hora y 24 minutos (6-1, 6-3, 6-1).
Tras la prolongada pausa, sólo dio comienzo el encuentro entre la defensora del título femenino, la belga Justine Henin (N.1), y la rusa Elena Vesnina (6-4, 6-3), y se finalizaron los otros cinco que habían comenzado a primera hora.
Este lunes, las anulaciones de los encuentros parecían el resultado de una progresión geométrica: la jornada comenzó prácticamente tres horas más tarde que lo programado (a las 09H00 GMT en principio), y poco después se anularon ocho encuentros del cuadro femenino.
Hacias las 14H30 locales (12H30 GMT) quedaron suspendidos otros 14 partidos, por lo que el número alcanzaba 22. Pero, apenas pasadas las 18H00 (16H00 GMT) se anunció que llegaban a 38 y, sin tiempo a que se brindara la información, se decidió la anulación definitiva de esta segunda jornada.
Estas interrupciones tienen por supuesto un costo económico. La creación de una primera jornada dominical tiene el objetivo práctico de desatascar la primera semana, pero también el de enganchar sobre todo a la audiencia televisiva.
Pero la discontinuidad también afecta en lo físico y anímico a los jugadores, que no ven finalizar sus encuentros, y al público, que no ve colmadas sus expectativas.
Para el martes, los organizadores cruzan los dedos y se apoyan en partes meteorológicos mucho más halagüeños, aunque la lluvia no desaparecerá de la región parisina y se esperan tormentas aisladas.
Dicho de otra manera, es probable que se repita lo que suele suceder la primera semana, provocando sólo ligeros cortes en los encuentros con consecuencias deportivas, que acarrearán quejas del estilo "tenía controlado el partido hasta que se interrumpió por culpa de la lluvia, de lo contrario el resultado hubiera sido otro".
Para curarse en salud, la dirección del torneo decidió que en la jornada del martes se disputen y finalicen 72 partidos, dado que para el miércoles de tarde se anuncian nuevas lluvias.
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