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Una médica colombiana vuelve a nacer tras accidente

Madrid (dpa). Ligia Palomino está acostumbrada a ver de cerca el horror y la muerte. La colombiana, de 41 años, es médica del SAMUR, el Servicio de Asistencia Municipal de Urgencia y Rescate en Madrid. Pero el miércoles, los papeles se invirtieron: Ligia se encontraba en el avión de Spanair con destino a Las Palmas de Gran Canaria que se estrelló en el aeropuerto de la capital española.
El próximo domingo, la colombiana afincada en Madrid cumple 42 años e, ironías de la vida, estuvo a punto de morir. Con la cara hinchada y amoratada y el cuerpo lleno de heridas superficiales se podría decir que Ligia ha vuelto a nacer. Al menos así lo cree su madre, una periodista colombiana llamada como su hija que hace 20 años llegó a España.
"Oí un ruido enorme y salí despedida", contó la médico al diario "El País". "Al levantar la cabeza sólo vi cuerpos esparcidos".
Ligia es afortunada. De las 172 personas que iban a bordo del vuelo JK5022, sólo ella, sentada en la butaca 9B, y otras 18 sobrevivieron al peor accidente aéreo de los últimos 25 años en España.
Y dentro de los supervivientes, Ligia también ha tenido suerte: se fracturó el fémur izquierdo, del que ya fue operada, y es posible que pronto la manden desde urgencias a una de las plantas del hospital. De los 19 supervivientes, cuatro seguían hoy debatiéndose entre la vida y la muerte.
Su pareja, José, iba a su lado en el avión. Aunque su estado es peor que el de la médica colombiana, es otro de los supervivientes. Está ingresado en la unidad de vigilancia intensiva de otro hospital de Madrid con lesiones en las vértebras, pero su vida tampoco corre peligro.
La hermana de José, Gema, también los acompañaba, sentada delante de Ligia, pero de ella, todavía no saben nada. Los tres se iban a Gran Canaria a pasar unas vacaciones para celebrar el 42 cumpleaños de la médica.
Cuando el avión se estrelló, Ligia salió despedida. Tras tratar de localizar con la vista y sin éxito a José, la médica sintió su instinto profesional y quiso levantarse para ayudar a las demás víctimas. No pudo. Y pronto llegaron los médicos del SAMUR a socorrerla a ella. Eran sus compañeros del servicio de emergencias.
"Primero se miraron extrañados, luego lloraron", contó Fernanda, la hermana de la médico, que cuando el miércoles se enteró de la catástrofe recibió la mejor llamada de su vida: "Sonó mi teléfono y era ella. Me dijo que el avión había explotado, pero que ella estaba bien, que no nos preocupáramos". Sus compañeros del SAMUR le habían dejado un celular mientras era trasladada en la ambulancia.

  • POR Sara Barderas
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