Dos parejas de foráneos convirtieron la provincia de Heredia en territorio de "caza de ancianos".
Los sospechosos –tres de los cuales cayeron ayer durante una serie de allanamientos –son investigados por retener a siete adultos mayores para saquear sus cuentas y apoderarse de sus objetos personales.
La banda comenzó a atacar desde mayo, pero su suerte terminó ayer con la captura del grupo.
Para eso el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Heredia tuvo que desplazarse a la urbanización Bellotas (en La Verbena) y a Concepción Arriba de Alajuelita, así como a Río Oro, en Santa Ana (San José).
Al final de la jornada, los investigadores arrestaron a dos mujeres de apellidos Briones (30 años) y Ordóñez (23), así como a un hombre de apellido Sandino (24). No fue posible localizar al cuarto sospechoso.
El OIJ estima que los asaltos les dejaron ganancias cercanas a los ¢10 millones.
Desarmados. De acuerdo con la Policía Judicial, los asaltantes nunca utilizaron armas.
“No era necesario. Escogían personas vulnerables que no les ofrecían resistencia”, dijo uno de los investigadores.
La banda utilizaba tres vehículos, según se les antojara, para movilizarse hasta Heredia. Atacaba en el centro y en la periferia.
Buscaba a sus víctimas en paradas de autobuses, cerca de bancos y en parques.
“Una de las parejas se acercaba a los ancianos y les metía conversación. Les preguntaban: ‘¿Se acuerda de mí?’. En ese momento llegaba otra persona y les aplicaba un candado chino por detrás”, agregó el oficial del OIJ.
Los adultos mayores luego eran obligados a abordar el vehículo. Allí eran despojados de sus bienes. El grupo mostraba predilección por el dinero en efectivo y las joyas, pero, curiosamente, devolvía a los afectados sus celulares.
“Solo les quitaban las baterías para que no pudieran pedir ayuda”, puntualizó el agente.
En uno de los casos, ocurrido en San Pablo de Heredia, los malhechores se llevaron de una parada de autobuses a un hombre de 78 años.
Algunas de las víctimas fueron llevadas a cajeros automáticos, donde sus cuentas bancarias fueron saqueadas. Uno de los ancianos permaneció cerca de 45 minutos privado de su libertad.
Abandonados. Cumplida su fechoría, los delincuentes llevaban a las víctimas a sitios alejados, donde eran abandonadas. De esa forma, no podían pedir auxilio en forma oportuna.
Algunos de las ofendidos reconocieron a los sospechosos mediante fotografías.
Por el tipo de ataques, el OIJ sospecha que el grupo podría haber cometido otros asaltos fuera de Heredia. Por eso espera datos confidenciales en la línea 800-8000-OIJ (654).
“A Heredia venían porque este es un lugar de gran concentración de personas, pero es muy probable que hayan andado en otros sitios. Es muy importante que la gente denuncie”, concluyó el oficial del OIJ. Los investigadores decomisaron en las casas de los sospechosos vehículos y objetos de reciente adquisición.