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Miami (DPA). Tiger Woods nuevamente domina los titulares al cierre de la temporada 2009, en la que repite como "héroe" en los campos de golf, pero en esta ocasión añade un rol antagónico a su figura: el de “villano” en el matrimonio.
Woods, de 33 años, ganó seis torneos, se ubicó segundo en otros tres y sumó la Copa FedEx, al acumular la mayor cantidad de puntos en el circuito PGA, después de ocho meses alejado de las competencias debido a una intervención quirúrgica en una rodilla.
Además promedió 68,05 golpes por ronda, la tercera mejor puntuación en 13 años como profesional, y se embolsó ganancias por $10,5 millones, la octava ocasión en que lidera ese renglón, y el segundo acumulado más alto de su carrera ($10,8 millones en 2007).
La actuación le reportó el reconocimiento como “Jugador del Año”, conferido por la Asociación de Golfistas Profesionales (PGA) e idéntica distinción proveniente de los propios competidores. Anteriormente lo obtuvo cinco veces consecutivas entre 1999 y 2003 y del 2005 al 2007.
Pero nadie pensó que a punto de expirar la temporada, específicamente el 27 de noviembre, la imagen del número uno del golf se derrumbaría tras un inexplicable accidente de tránsito, en las afueras de su mansión en Isleworth, Florida.
A partir de ahí la vida de Woods se ha convertido en un calvario que arrastro con él a su familia, extendió sus tentáculos a los patrocinadores y dañó su imagen de hombre íntegro, debido a un escándalo relacionado con la vida extramarital, con su presunta vinculación a más de una decena de mujeres.
Woods pidió perdón, reclamó privacidad y decidió retirarse “indefinidamente” para dedicarse a su familia, aunque su esposa, la sueca Elin Nordegren, no aceptó el agravio y está en consultas con una firma de abogados para iniciar los trámites del divorcio, valorado en una repartición de bienes de $600 millones.
Otra noticia sobresaliente de la temporada fue el triunfo del argentino Angel Cabrera en el Masters de Augusta, uno de los cuatro Majors del año, que lo convierte en el primer latinoamericano en la historia en grabar su nombre en la tradicional contienda.
El Pato, como lo llaman sus allegados, anteriormente se impuso en el US Open en 2007, el otro “Grande” de su carrera.
Las otras tres lides de mayor relevancia las conquistaron el surcoreano Y. E. Yang (Campeonato de la PGA), Stewart Cink (Abierto Británico) y Lucas Glover (Abierto de Estados Unidos).
En la clasificación femenina, la mexicana Lorena Ochoa y la surcoreana Jiyai Shin fueron las máximas ganadoras con tres torneos cada una.
Ochoa se impuso en el Honda LPGA, con sede en Tailandia, el Corona Championship, en México, y el Navistar Classic, Alabama, Estados Unidos, con lo cual llegó a 27 victorias en su carrera profesional.
La mexicana fue reconocida como “Jugadora del Año”, con 160 puntos, uno más que Shin, quien ocupó la segunda posición, pero encabezó la lista de ganancias con $1.807.335 en 25 contiendas, mientras Ochoa finalizó en cuarto lugar con $1.489.395 en 22 lides.
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