Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Buenos Aires (AFP). La fase crucial del canje de un remanente en mora de la deuda argentina con grandes inversionistas, por casi $30.000 millones entre capital e intereses, finalizará este miércoles, a la sombra de la tensión financiera mundial que causó la crisis griega.
Para el miércoles se espera, además, la respuesta de unos 200.000 pequeños inversores italianos, poseedores de bonos argentinos por casi $ 4.300 millones, que rechazaron el primer canje de 2005 y son el núcleo más reticente a aceptar la nueva oferta.
Pero la prueba de fuego será la aceptación que obtenga la operación en los grandes inversores institucionales, sensibilizados por el torbellino que desató en los mercados la crisis económica en Grecia y cuyo epílogo aún es incierto.
Argentina ofreció un menú para canjear bonos de su deuda en mora a un tercio del valor nominal.
Pero al colocar nuevos títulos, cuyo valor real de mercado se estimó por encima del 50%, la cotización puede verse trastocada por el temblor de la crisis griega, algo que está bajo la lupa de los inversores.
Los títulos en poder de bonistas suman unos $20.000 millones de capital más 9.000 millones de intereses que quedaron como remanente del primer canje, en 2005, cuando se logró una adhesión del 76,15% de los bonistas.
La nueva oferta plantea una quita de 66,3% del valor nominal del capital, aunque reconoce los intereses caídos y contempla un cupón adicional atado al crecimiento de la economía.
El gobierno cruza los dedos para lograr en esta ocasión un piso de aceptación de al menos el 60% con la esperanza de que los mercados le abran la puerta al país, marginado desde 2001 del financiamiento externo cuando declaró una moratoria unilateral por unos $90.000 millones.
Grandes acreedores de Estados Unidos, Italia, Luxemburgo, Francia, Japón y Alemania, deberán responder este miércoles si aceptan la nueva oferta, en tanto los pequeños inversores, concentrados en Italia y Alemania, tendrán tiempo hasta el 7 de junio para dirimir si adhieren a la operación.
"En un momento de mucha incertidumbre en los mercados financieros internacionales, de mucha volatilidad, el país está buscando cerrar una página muy triste de su historia", dijo a radio La Red desde Nueva York el ministro de Economía argentino, Amado Boudou, consciente del peso de la crisis en el éxito del canje.
Boudou viajó junto a miembros de su equipo para convencer de la oferta a los grandes inversores que operan en esa plaza, la principal del mercado financiero mundial.
"Aquí están los grandes inversores, los grandes fondos de inversión y queremos ante ellos explicar la conveniencia de participar de este canje", explicó el alto funcionario.
El ministro y su equipo hicieron la semana pasada una ronda de presentaciones en Europa que tuvo como punto de partida Italia, adonde planea regresar hacia finales de este mes para seguir promocionando la oferta.
La moratoria sobre unos $90.000 millones fue declarada en 2001 por el efímero gobierno peronista de Adolfo Rodríguez Saá, quien cayó una semana después de asumir en medio de la peor crisis financiera del país y una ola de violencia social.
Este documento no posee notas.