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Madrid. DPA. El reino de Tailandia, en el sureste asiático, se hunde en la anarquía.
Se trata de una crisis política cuyos orígenes se remontan al 2006, cuando los militares derrocaron al entonces primer ministro, Thaksin Shinawatra.
Muchos de los "camisas rojas" son del norte y del noreste. Durante los cinco años de gobierno de Thaksin se beneficiaron de sus políticas sanitarias y educativas. Otros “rojos” son intelectuales urbanos agrupados en el opositor Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura. Ellos buscan la caída del actual gobierno y el regreso de Thaksin.
Los oponentes de los “rojos” se reconocen por sus cascos amarillos. Llevan el amarillo porque es el color del rey. Los fieles al rey, gente de negocios y personas de la clase media y alta se unieron en la Alianza Popular para la Democracia (PAD).
El Ejército, por su parte, se mantuvo distante de las protestas. Pero ayer cambió todo: soldados y tanques irrumpieron en Bangkok, donde el movimiento opositor se atrincheraba desde hacía semanas.
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