Los Ángeles, California. La Selección cumplió con la expectativa y revalidó anoche el título de la Copa Centroamericana.
Le hizo honor a su prestigio y a su planilla, que irrefutablemente son mayores que las de los otros seis países del Istmo.
El rival fue una Guatemala difícil, pues plantó férrea disputa, pero que no pudo con el peso de la historia, la antigua y la reciente, ni con el talento que crece en las piernas de algunos nacidos entre los límites costarricenses.
Dos de ellos son Bryan Ruiz y Juan Bustos, los gestores de los dos golazos que le otorgaron al país su octavo título regional en 13 torneos y el gran bono de participar en la Copa América Centenario 2016.
En el arranque, Costa Rica dejó que Guatemala gastara la euforia con la que entró a la cancha del Coliseo de Los Ángeles.
Esa que venía de la mano de un equipo motivado por una seguidilla de triunfos que no le es usual. Esa que se transmitió de las gargantas de miles de sus compatriotas gritando en las gradas.
Pero ya al 15’, empezó a brotar el mayor concepto de juego tico, que si bien no pudo extenderse mucho a la colectividad dados los múltiples cambios de un duelo a otro, sí caló en las individualidades.
Un ejemplo claro: Ruiz, gracias a su sabio cerebro y su talentosa zurda, casi anota desde media cancha al querer sorprender al guardameta Ricardo Jeréz.
Sin embargo, aunque el control ya era costarricense, la Sele olvidó que del otro lado estaba jugando Carlos Pescadito Ruiz. El veterano delantero debe tener alguna herida abierta contra Costa Rica, por qué cómo le gusta hacerle daño...
Una corrida suya al 23’ provocó que Roy Miller le cometiera un absurdo penal, el cual convirtió con suma frialdad un minuto después.
Fue el noveno gol que le marcó a la Tricolor en su carrera. Nadie más le hizo tantos a Costa Rica.
Remontada. No obstante, el Ruiz tico no quiso esperar demasiado para recordarle a todos el por qué hace poco más de dos meses estaba corriendo por las canchas de Brasil, guiando a una selección hacia su hito más importante en el deporte.
Al 28’, cobró un tiro libre al borde del área que se fue directo al ángulo para empatar el compromiso y traerle calma a todos los que sabían lo que significaba alzar el título.
El capitán de la Tricolor vino precisamente a eso: a marcar diferencia en el único partido que podía jugar. Y fue evidente que su nivel está muy por encima del Istmo, pues cada vez que tocó la pelota algo interesante surgió. Hasta cuando dio pases simples y lógicos.
En uno de esos, en el 55’, tocó corto para Bustos que sacó un misil que Jeréz jamás podía tapar.
Fue su primera anotación con la camiseta de la Mayor y seguramente será el más importante de su vida por un buen rato.
Se pudo hacer el tercero, pero se falló en definición. También se pudo haber recibido el empate, pero Guatemala fue la que erró, dejando vía libre a la celebración tica.