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Con bolsillo apretado
¡Bienvenidos al 2003! Hoy el calendario está en 1.° y vamos cuesta arriba... En guerra avisada no muere soldado, y todo indica que este año nos tendremos que socar el bolsillo más que el pasado. Porque habrá que pagar más impuestos para desahogar las finanzas del Estado, porque el mercado internacional tampoco pinta bien. Este 2003 nos obligará a variar hábitos, principalmente a ser menos gastones, a restringir un poco los gustos y ser comprensivos con el problema que tiene el país, un problema de todos y que, si no se atiende, nos hunde a todos.
Pero, en este año que arranca, el ejemplo de austeridad lo debe dar el Gobierno, que, si exprimirá más el bolsillo del pueblo, igual debe apretar el suyo. Hay anuncios de una fuerte reducción del gasto estatal, baja que llegará a unos ¢120.000 millones, pero no está el detalle de en qué se hará.
Allí sí que son importantes los gastos de fondo, pero también los "superficiales", entendidos como tales aquellos que dan al pueblo señales de cómo el Gobierno también se ajusta la faja. Por ejemplo, mucho se habló de las casas de recreo de los altos jerarcas, pero siguen todas en pleno uso y gasto. Mucho se presupuestó en combustible para ministros y presidentes ejecutivos, mucho en asesorías para hacer uno o mil estudios de cuanta cosa hay... En fin, por los “gustitos” de muchos políticos se debe empezar a recortar el gasto público, para dar ejemplo y cuentas a quienes estamos pagando la factura.
Porque solo si vemos un Gobierno que va de los dichos a los hechos, aceptaremos de mejor ánimo una reforma fiscal con efecto permanente, que sane de una vez por todas las llagas que desangran nuestras finanzas públicas. Este año es clave para que los diputados impulsen el país hacia un esquema que nos aleje de la incertidumbre, del temor de caer en la crisis.
¡Feliz año nuevo!
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