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Mensaje de paz para una Centroamérica en llamas

Papa realizó una visita que estuvo llena de emociones y actividades Turbas sandinistas lo abuchearon y lo interrumpieron durante la homilía

Fue en una tarde ventosa del 2 de marzo de 1983 cuando el papa Juan Pablo II se inclinó para besar el suelo costarricense. Por primera vez en casi dos mil años de existencia de la Iglesia Católica, un Pontífice tocaba tierra centroamericana, y entró por Costa Rica.
Solo una vez estuvo Karol Wojtyla en nuestro país. En 1996 volvió al istmo, pero no aquí.
A las 3:20 p. m. de aquel día, los ojos de los ticos no se despegaron del avión DC10 - Dante Alighieri- de Alitalia, que lo trajo.
Pero, si la presencia del Papa fue recibida con gran alegría, también suscitó esperanza pues el excardenal de Cracovia, Polonia, llegó a una Centroamérica desgarrada por guerras civiles y por una violencia que alcanzó grados de paroxismo.
Por eso, vino con un mensaje evangélico y de paz para transmitirlo a Costa Rica, Nicaragua, Panamá, El Salvador, Guatemala, Honduras, Belice y Haití.
En el aeropuerto internacional Juan Santamaría lo recibieron el presidente de la República, Luis Alberto Monge Álvarez, ministros, diputados y autoridades de la Iglesia.
Apoteosis. A lo largo del trayecto entre la terminal y el Seminario Central, en Paso Ancho -San José-, una muchedumbre se agolpó para ver el paso del "papamóvil", un vehículo blindado que construyó la Cooperativa de Servicios Aeroindustriales (Coopesa).
Himnos, cánticos religiosos, banderas de Costa Rica y del Vaticano, rezos, aplausos, lágrimas. Los costarricenses hicieron hasta lo imposible por saludar al máximo jerarca de la Iglesia Católica.
La mayoría de las calles de San José estaban cerradas, más de 4.000 policías velaban por la seguridad, 600 periodistas centroamericanos hacían lo propio por cubrir las informaciones relacionadas con la visita histórica y tanto la Casa Presidencial (Zapote), como la Nunciatura (Rorhmoser), donde se alojó el Sumo Pontífice, fueron engalanadas con guarias moradas, bromelias y otras flores.
Apretada agenda. Juan Pablo II estuvo en Costa Rica cuatro días, desde donde viajó para visitar Nicaragua y Panamá.
Tras salir del aeropuerto, se dirigió al Seminario Central donde se reunió con todos los obispos y disfrutó de una cena.
Luego de aquella cita, a Su Santidad lo llevaron a la Nunciatura, donde en varias ocasiones debió salir al balcón para dar la bendición y saludar a los miles de feligreses.
El jueves 3, la agenda de Juan Pablo II fue ajetreada. Primero se reunió con un grupo de polacos y luego abandonó la Nunciatura para encontrarse con los pacientes del Hospital Nacional de Niños.
Más tarde llegó a la Casa Presidencial, para después desplazarse hasta el Parque La Sabana, donde ofició la eucaristía.
Una de sus actividades que generó más emoción fue su encuentro con 25.000 jóvenes en el Estadio Nacional, a quienes instó a luchar contra el odio y la violencia que imperaban en el istmo.

  • POR Ivannia Varela Víctor Hugo Murillo
  • Mundo
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