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La estatua del héroe

La estatua al héroe epónimo de la Campaña Nacional, Juan Santamaría, está muy ligada a la numismática: es el tema central de los billetes de ¢20, ya en 1908, seña del énfasis oficial al personaje. El diseño presenta una intencionalidad pedagógica para que los ciudadanos se incorporen al proyecto identitario del Estado liberal, mediante iconografía que inducía a la glorificación de la nación y su principal figura heroica.
¿Por qué una estatua a Santamaría? El entonces presidente de la Suprema Corte de Justicia y futuro presidente de la República, don Ricardo Jiménez Oreamuno, al develar el bronce al Héroe, el 15 de setiembre de 1891 en Alajuela, preguntó y respondió, ante las más de 1.500 personas que se congregaron: "Al erigirla... no solo se paga una deuda de gratitud para con el tambor valeroso, víctima de su denuedo... sino que... se exalta y conmemora lo que hubo de grande en aquellas expediciones del 56 y 57: las privaciones, el sufrimiento, el arrojo, la constancia indomable, el desprecio de la vida del oscuro soldado costarricense; por manera que viene a ser esta estatua un monumento al pueblo humilde, a los desconocidos de Santa Rosa, el Río y Rivas, el heroísmo anónimo que salvó á la Nación".
En la memoria plástica. Santamaría aparece de pie, con vestimenta militar y sin dejar el fusil-bayoneta, mientras empuña la antorcha llameante y fulgurante (símbolo de la libertad), presto a incendiar el Mesón de Guerra; avanzando decididamente con la pierna derecha por delante. La figura de Juan mide 2,25 metros de alto y está sobre un pedestal de granito y mármol, con dos bajorrelieves alusivos a los sucesos del 11 de abril de 1856, firmados por Gustave Deloy. Esa imagen ha permanecido en el imaginario colectivo porque quizás nadie se cuestione que el hombre de la estatua no fue Santamaría, defensor del suelo patrio y la integridad nacional frente al invasor extranjero. El Erizo no es un ser común, se evoca como el héroe de la patria.
La estatua de bronce a Santamaría, diseñada por el escultor francés Aristide Croizy (1840-1899), se consagraría como emblemática para el héroe nacional, quien se ofreció “en holocausto en el altar de la Patria para redimirla de la esclavitud con que la amenazara audaz y fiero conquistador”. Sin duda, es un tributo a la heroización del soldado Juan, que lleva implícita la idea de un “santo secular”, susceptible de culto cívico.
En suma, mediante la estatuaria cívica y la reproducción en los billetes, los grupos liberales en el poder procuraron que la ciudadanía se reconociera a sí misma en la simbología nacionalista.

  • POR Guillermo A. Brenes Tencio
  • Opinión
Presidentes de Costa RicaRicardo Jiménez Oreamuno
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