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La voz de los lectores

Un país joven

Queridos costarricenses: Aunque todavía nos falta un año para entrar de lleno al nuevo milenio, nos unimos al resto del mundo para festejar la llegada del 2000. Como cierre de un capítulo en un libro muy largo, este evento singular nos brinda la oportunidad de pensar y reflexionar. Un año es poco. Tal vez valga la pena aprovecharlo en su totalidad, para hacer un repaso completo y vislumbrar la Costa Rica del siglo XXI.
Durante el reciente "Festival de La Luz" del pasado 11 de diciembre, mi esposa Peggy y yo, emocionados por las cariñosas expresiones de la gente, comentábamos un detalle que nos llamó la atención: ¡qué jóvenes son las facciones de la multitud!. Intuyo que la edad media del millón de personas asistentes no ha de exceder de los 15 años. Costa Rica entra hacia un nuevo siglo con una población joven y un equipo fresco lleno de posibilidades. Queremos - y podemos - ahora titular en el partido tecnológico mundial y no solo maravillarnos de las jugadas de otros. Podemos calificar, porque harto hemos invertido en la educación de nuestros hijos. Nos encontramos en una posición envidiable. A pesar de que seguimos reparando los huecos en nuestras calles, gozamos de un alto nivel de vida, de una infraestructura tecnológica avanzada. Nuevas herramientas de productividad y diversificación han ido apareciendo en nuestro taller costarricense: la computadora, el teléfono celular, el satélite artificial, la fibra óptica, entre otras. Hemos adquirido nuevos conocimientos sobre nuestra biodiversidad y, por ende, las grandes riquezas que contienen nuestros bosques. Gracias a la visión de pioneros costarricenses, estos conocimientos van abriéndonos nuevas rutas de desarrollo sostenible. Hemos logrado proteger gran parte de nuestro patrimonio natural. Con mucho trabajo por delante, seguimos buscando un balance sensato en la explotación de nuestras riquezas turísticas. Las nuevas herramientas ya van reemplazando a las antiguas, que bien nos han servido, pero que ahora quedan mejor en nuestros museos.
Recibo al nuevo siglo con optimismo y fe en el futuro. Aunque con algunos moretones y cicatrices, Costa Rica comienza el siglo XXI robusta y sabia. Nuestra visionaria Constitución nos ha permitido maniobrar el barco nacional y esquivar las tormentas y oleajes, que se han acercado hacia nuestras fronteras. ¡Mantengámonos despiertos en el timón! El ambicioso experimento costarricense nos ha dado buenos resultados, y continúa renovándose vibrante, ágil y relevante. El elemento central de nuestra riqueza es la educación de nuestros niños. A éstos hay que seguir abriéndoles el camino en el siglo XXI. La juventud seguirá representando nuestra inversión, nuestro futuro, nuestra esperanza. Nuestros jóvenes continuarán protagonizando un bello fenómeno de renovación nacional. Después de un cuarto de siglo de vida profesional, he podido ver, con gran satisfacción, cómo muchos de ellos se han convertido en verdaderos baluartes del conocimiento y, poco a poco, han ido tomando en sus manos la antorcha costarricense. En el siglo XXI debemos utilizar, con destreza, las nuevas herramientas, beber del torrente tecnológico de nuestros tiempos, y contribuir también a él. Debemos hacerlo, sin embargo, afianzados sólidamente del marco de valores que nuestros antepasados nos legaron.
¡Feliz Año Nuevo para todo el pueblo costarricense!
Franklin R. Chang Díaz

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