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Alberto Fujimori lanzó apuesta para el 2000

Aspiración a un tercer mandato presidencial

En su anuncio de postulación a un tercer gobierno, el presidente Alberto Fujimori agitó los temores de los peruanos de una vuelta al pasado, apoyado en los logros macroeconómicos y de seguridad ciudadana alcanzados en sus 10 años de administración, según analistas en Lima.
Al lanzarse al ruedo para los comicios de abril del 2000, Fujimori prometió "terminar definitivamente con cualquier vestigio de terrorismo" y "hacer que nuestro aparato productivo sea capaz de generar empleo".
El Presidente tocó dos fibras centrales que afectaron a la sociedad peruana, "porque al no haber alternativas serias, los pelos se nos ponen de punta por lo que puede ocurrir si la oposición llegase al poder", expresó el congresista oficialista Ricardo Marcenaro.
Las preocupaciones que más desvelan al legislador son las de un nuevo juicio a personas condenadas por terrorismo ñcomo lo ha ordenado la Corte Interamericana de Derechos Humanosñ, la dilapidación de las reservas internacionales y eventuales rebajas de impuestos, que frenarían las obras de desarrollo y apoyo social.
Logros y deudas
Fujimori puede vanagloriarse de unas reservas netas acumuladas en las arcas del Estado de $8.700 millones, de que este año Perú será uno de los pocos países en crecer en la región, de haber logrado una inflación anual de un dígito (contra el índice hiperinflacionario del lustro de Alan García) y de reinsertar al país en las finanzas mundiales. Empero, el peruano medio no siente aún el impacto de esos logros.
"Me parece audaz decir que va a promover el empleo cuando sus dos gobiernos (1990-1995 y 1995-2000) son los que han provocado el mayor desempleo que recuerde el país", dijo el analista Fernando Rospigliosi, de la asociación Foro Democrático, sobre el mensaje de Fujimori.
"Cierto que la hiperinflación de García (1985-1990) y el terrorismo (30.000 muertos en 15 años) siguen pesando en nuestra sociedad, pero se ve al Presidente-candidato falto de argumentos, sin nada nuevo de positivo hacia el futuro", agregó.
Y señaló que Fujimori vuelve a explotar el miedo al terrorismo, "cuando en el 95 ofreció liquidarlo". El tema ya no es problema real para los peruanos, aseguró Rospigliosi, en recuerdo de que el 99 por ciento de los cabecillas subversivos están presos de por vida.
Para un país con un sueldo promedio no mayor a $270, un 51 por ciento de subempleados y desempleados y un amplio espectro de pobres y empresas liquidadas por la globalización, la agenda del nuevo gobierno está abierta en la sección economía, advirtieron medios independientes y cercanos al régimen.
Gestión , diario independiente de negocios, recordó que al empezar su segundo período, Fujimori prometió reducir en un 50 por ciento la extrema pobreza para el 2000 mediante la generación de empleo. "Es una promesa obviamente incumplida y que sigue pendiente", puntualizó en un editorial.
Tampoco concluyó la reforma del Estado, pero sí desaceleró el proceso de privatización y no pudo impedir que el ahorro interno y la inversión estén "en niveles dramáticamente bajos", agregó.
El diario Expreso , identificado con Fujimori, le recordó que su actual administración "no ha sido el mejor ejemplo de un proyecto liberal" y lo acusó de haberse dejado llevar "por inexplicables inercias resistentes al proceso de reformas".
Valentín Paniagua, jurista y representante del centrista partido Acción Popular, entiende que el ofrecimiento político del mandatario para ser reelegido ha sido pobre, "porque confía en el monopolio de los medios, el uso de los recursos del Estado para su campaña y los servicios de una burocracia controlada".
"Me hubiera gustado escuchar un acto de contrición por lo que se ha hecho a la democracia peruana y un compromiso a no permitir más corrupción", aseguró.
Pero Ricardo Marcenaro está seguro de que Fujimori ahora sí, "descargado de las tensiones internas y de los problemas fronterizos", resolverá lo mucho que hay por hacer aún por el país. Los asuntos de transparencia democrática, aclaró, corresponden al Congreso, no al Estado.

  • POR AP.
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