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¡Bienvenido, milenio!

El siglo pasado se caracterizó por grandes contrastes. La humanidad sobrevivió a dos guerras mundiales, pero también salió de la órbita terrestre, posó sus pies en la Luna y ha sobrevivido a los embates de enfermedades como la peste bubónica, la tuberculosis, la malaria, la polio y la viruela (ya erradicada). Los científicos han estado investigando curas para nuevas amenazas para la humanidad, como el sida, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Las comunicaciones han progresado en forma exorbitante en los últimos años y gracias a Internet no hay lugar en la Tierra con el que no podamos comunicarnos en un instante. Sin embargo, curiosamente, los mayores peligros que se ciernen sobre el mundo son el egoísmo y la ambición desmedida, el alto grado de contaminación de los alimentos y de los diferentes ecosistemas, el ser egocéntricos sin preocuparnos de los demás.
Además, está la amenaza latente de las potencias que con solo "oprimir un botón" pueden destruir al planeta en menos de un segundo, que se arrogan el derecho a hacer con nosotros lo que desean.
Creo que debemos recibir el nuevo milenio como la acumulación normal de un año más, sin miedo, sin temores, sin creer en predicciones temerarias que han surgido para esta época, que no tienen ningún sentido y que solo tratan de confundirnos.
Tratemos de vivir con optimismo el inicio de este gran milenio, con la esperanza que el mundo va a ser más humano, más justo, más saludable y con menos contaminación, dolor y sufrimiento, donde lo más importante sea el bienestar, la paz y el progreso de nuestras familias y de nuestros países y que Dios sea el centro de nuestros pensamientos.
(*) Médico

  • POR Víctor Gil Chang (*)
  • Opinión
World War