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Sangre en los cuernos

Los flamantes Bulls lucen de pronto como el peor equipo de la historia

El universo es un grano de arena y la eternidad una horaÖ
No otro concepto se concibe ante la caída de un equipo fabuloso en tan poco tiempo.
Así lo percibió hace una semana la exestrella de los otrora fabulosos Bulls, Scottie Pippen, durante la primera visita suya al United Center de Chicago, desde que fue canjeado hace un año.
Scottie, ahora con Blazers de Portland, saltó sobre su anterior camarada, Randy Brown, y encestó en forma magistral. Segundos después, cambió de dirección varias veces, burló a dos defensores y cristalizó otro enceste.
La misma destreza y habilidad que Pippen aportó en seis títulos de la NBA durante once temporadas con los Bulls. Las pantallas electrónicas y las pancartas de los aficionados así lo testimoniaron en la calurosa bienvenida.
Emotivo
"Fue tan emocionante el apoyo del público, que tuve que hacer fuerza para detener mi turbación", dijo Pippen tras la victoria de Blazers. "Odio verlos perder", agregó Scottie, cuyo número 33 algún día colgará junto a las camisetas de Michael Jordan, Jerry Sloan y Bob Love, en lo alto del United Center.
La triste reacción de Pippen no es exclusividad suya. Es difícil visualizar al equipo más popular del siglo, el mismo que confirió nivel planetario a la NBA, convertido de pronto en divisa miserable y quizás en la peor de la historia.
Los Bulls ganaron 13 de 50 juegos en la anterior temporada y no pasaron al playoff por primera vez en casi dos décadas.
La situación actual es aún más deplorable, aunque el gerente, Jerry Krause, quien tuvo discordias con Pippen, trata de apaciguar los ánimos. Afirma que el margen a favor de los Bulls en el tope salarial, facilitará pujar fuerte en el mercado de agentes libres y obtener a las superestrellas Tim Duncan (Spurs) y Grant Hill (Pistons).
Los Bulls aparecen en la lista de las grandes dinastías de todos los tiempos, junto a Celtics de Boston, dueños de 16 títulos, incluso ocho consecutivos, y Lakers de Pat Riley, en los años 80.
Paradójicamente, ahora figuran como virtuales sucesores de los Sixers de Filadelfia de 1972, íconos de la futilidad, ganadores de solo nueve encuentros en una temporada.
Chicago consiguió en el draft a Elton Brand, delantero de 6,8 pies y 275 libras y quien llevó al título NCAA a los Diablos Azules de la Universidad de Duke. También firmaron a Ron Artest, fuerte defensa e incansable peón de la Universidad de Saint John's.
Empero, estos Bulls del nuevo milenio tienen cuernos adoloridos y ensangrentados. Ocupan el último lugar de la NBA en anotación (84.4) y porcentaje de encestes de campo (.404) y el segundo puesto en balones entregados al rival (18.1 por juego).
Han perdido 16 juegos por diferencia de diez o más puntos, registran tres victorias en 29 juegos (hasta sábado último) y su proyección en 82 partidos es de 5,86 triunfos, mucho menos que las nueve satisfacciones de los reyes de la futilidad de 1972.

  • POR Paco Vargas
  • Deportes