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Washington. Nuevas investigaciones muestran que el agua apareció bastante temprano sobre la Tierra, poco después de la formación de nuestro planeta, una conclusión que sugiere que las condiciones propicias para la vida en el universo se desarrollaron más rápida y fácilmente que lo que se pensaba hasta ahora.
Según un estudio publicado por el Instituto de astrobiología de la Agencia Espacial estadounidense (NASA), dos equipos de investigadores, uno norteamericano y otro australiano, establecieron la presencia de circones (cristales de silicato de circonio) de una antigüedad de 4.300 a 4.400 miles de millones de años en depósitos sedimentarios fluviales del oeste australiano.
Esos minúsculos minerales (250 micrones) son los más antiguos jamás hallados. Nacidos de la interacción entre el granito y el agua, son la prueba que el agua en forma líquida se encontraba ya en nuestro planeta en esa época, es decir, poco después de su formación hace 4.560 millones de años.
Este descubrimiento permite hacer bajar en al menos 400 millones de años las estimaciones de la comunidad científica sobre la aparición del agua en la Tierra y sugiere que "el agua en forma líquida se estabilizó temprano en los planetas como la Tierra", explica el geólogo Stephen Mojzsis, de la Universidad de Boulder (Colorado).
Además, agrega, "aumenta la posibilidad de hallar vida más allá en el universo".
Eterna compañía
Luego de su formación por la agregación de gas y de polvo del sistema solar recientemente formado, la Tierra se enfrió más pronto de lo que los científicos pensaban.
"Había continentes y agua probablemente antes, y también es posible que océanos y vida, entre otras cosas que fueron enseguida desintegradas por los meteoritos, sin que quedara nada, excepto los circones", explicó William Peck, de la Universidad de Colgate, en Hamilton (Nueva York).
Hasta hace unos 3.900 millones de años, nuestra joven Tierra fue de hecho bombardeada por lluvias incesantes de meteoritos suficientemente abundantes para vaporizar la superficie de los océanos y desaparecer, durante largos períodos, cualquier rastro de vida posible.
La más antigua vida microbiana conocida hasta ahora fue hallada en los sedimentos de Groenlandia y se remonta a 3.850 millones de años.
Tan interesante como la presencia de agua, el descubrimiento de los circones permite establecer que la Tierra entrañaba ya los continentes.
En efecto, los circones se cristalizaron en el granito, lo que confirma la presencia de roca granítica más allá de los 4.400 millones de años.
Aunque ninguna roca así de antigua ha sido descubierta jamás sólo ha sido erodada, es decir, reciclada, el descubrimiento de circones formados en el granito "sugiere que debía provenir de rocas que forman la corteza continental", afirmó el geólogo Sam Bowring, del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Para Stephen Mojzsis, no hay ninguna duda que "los océanos, la atmósfera y los continentes estaban en posición hace 4.300 millones de años".
La conclusión lógica del descubrimiento de circones es por tanto que la vida pudo aparecer en la Tierra desde épocas anteriores, destaca. Tres factores necesarios para la vida parecen de hecho reunidos: la energía, la materia orgánica (proveniente de meteoritos y de cambios atmosféricos) y, por último, el agua.
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