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Un milagro nació con María Solís Quirós, el 28 de noviembre de 1994.
Hace seis años y cuatro meses, después de numerosos diagnósticos médicos, estaba previsto que el tercer hijo del matrimonio Solís Quirós viniera al mundo con labio leporino.
Claudia Quirós Feoli, la mamá de María, supo del problema en su sétimo mes de embarazo. El ginecólogo le advirtió que la malformación congénita era tan grave que había la posibilidad que el bebé naciera sin paladar.
La inmediata reacción de Quirós Feoli a la noticia fue contárselo a su marido, el abogado Álex Solís Fallas, quien impartía clases en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Ese día la pareja decidió que lo querrían de todas maneras y la trataría igual que a sus otros hijos.
También se propusieron hacer todo lo que estuviera a su alcance económico para que la niña fuera normal.
Los últimos meses del embarazo consultaron a numerosos médicos del país y del extranjero.
Incluso enviaron vídeos de los ultrasonidos al Children Hospital, de Dallas Texas, que cuenta con especialistas para ese tipo de mal.
Paralelamente a las pruebas médicas surgieron los rezos entre la familia y sus amistades.
Quirós Feoli dijo que por consejo de su mamá visitó la iglesia de María Auxiliadora y les contó a las religiosas su historia.
Desde entonces, empezó a rogar a sor María Romero, quien había sido amiga y profesora de su madre, que intercediera ante Jesús Sacramentado y la Virgen Santísima. Esas oraciones se multiplicaron entre parientes y familiares dispersos por todo el país.
En medio de una cadena de oraciones nació María Solís Quirós... los 11 médicos que estaban en la sala de partos enmudecieron cuando descubrieron a una criatura impecable... ¡Un milagro!
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