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Una mano a la investigación

MICIT dispuso de ¢500 millones en el presente año

Camarones blancos cultivados en jaulas por pescadores artesanales en el golfo de Nicoya.
Plástico degradable y alcohol producido a partir de banano de exportación rechazado.
Controles seguros sobre la producción de embutidos que permitirá a las empresas nacionales insertarse con mayor fuerza en mercados internacionales.
Estos tres y varios proyectos más se desarrollan actualmente en diversos centros de investigación del país gracias al programa de Fondos Concursables impulsado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología (MICIT).
El viceministro de Ciencia y Tecnología, Fernando Gutiérrez, coordinador del proyecto, explicó que la iniciativa consiste en unir el aporte económico del Estado con el de alguna empresa privada, pequeña o mediana, que tenga interés en desarrollar un proyecto para aumentar la competitividad.
Así, durante el 2000 se aprobaron 11 de esos planes para los que el MICIT dispuso de ¢200 millones, a los cuales se debe sumar la contrapartida que corresponde a los proponentes.
El aporte gubernamental para el 2001 ascendió a ¢500 millones, mientras el número de empresas interesadas fue de 58, aunque aún no se ha hecho la comunicación acerca de las aprobaciones finales.
Innovación
El área alimentaria ha tenido mucha importancia en las propuestas, aunque hay otros campos en los que también se propicia la investigación productiva, tal como la metalmecánica.
El precio de un torno de precisión computarizado en el exterior puede llegar a los $80.000 (¢26.773.200), por lo que Asometal (Asociación de Empresas de Metalmecánica) sometió a consideración del programa de fondos concursables un proyecto que permitiría convertir un torno tradicional en uno de ese tipo, con un costo que debe rondar los $10.000 (¢3.350.000).
Óscar Hochgelenter, directivo de Asometal, resumió así la importancia que para ellos tiene la iniciativa.
De aprobarse, será la segunda vez que tienen acceso al programa del MICIT, porque actualmente –en conjunto con la Universidad de Costa Rica y el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE)– desarrolla una investigación que pretende evitar los altos costos que conlleva la corrosión.
Para el viceministro Gutiérrez, lo más valioso de cualquier propuesta es el impacto que para el país tengan los resultados.
Una garantía
El hecho de que los costos de un estudio sean compartidos garantiza que el solicitante está realmente convencido del valor de su propuesta y del riesgo que eventualmente puede correr.
Por eso los ¢37 millones que se invertirán en un análisis impulsado por la Corporación Bananera Nacional (Corbana), a cargo del Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (CITA) de la UCR, podría resultar una cantidad simbólica.
Eso si se obtienen los resultados esperados, afirmó Sergio Laprade, coordinador de protección ambiental de Corbana.
Del banano de rechazo podría sacarse alcohol y ácido láctico, una sustancia con la que se hace plástico biodegradable para usos tan diversos como empaques o suturas médicas.
Laprade cree que debe tenerse claro que cualquier investigación conlleva costos importantes, pero es la única forma de que un país pueda mantener la competitividad en áreas como la agricultura, por lo que resalta el valor del programa del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
La oportunidad se abre también para los centros de investigación, opinó la directora del CITA, Floribeth Víquez.
Dijo que muchas veces las limitaciones económicas retardan o impiden el aprovechamiento de toda la capacidad profesional disponible en este tipo de institutos.
Con estos programas se puede adquirir equipo que de otra forma sería muy difícil obtener, agregó.
En el nuevo plan de recursos concursables, del que aún no se han comunicado las aprobaciones, el CITA se encuentra como oferente en cinco posibles trabajos de investigación.
El viceministro Gutiérrez explicó que, aunque el programa ha tenido mucho éxito entre los institutos universitarios de investigación, la opción está abierta también para los centros privados.

  • POR Eduardo E. Alvarado
  • Economía
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