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El desafío de volver a ganar

Canadienses van a defender su joya más grande

Hace dos años Canadá logró el primer gran título de su historia futbolística, al ganar sorpresivamente la Copa de Oro.
Ahora el alemán Holger Osieck y los jugadores que ha convocado están ante un desafío inédito: defender el cetro.
Y quizá más importante que lucir una segunda copa en sus exiguas vitrinas, el reto de los canadienses será demostrar que lo del 2000 no fue una de esas raras casualidades que tiene el futbol, sino el aviso de que el país de la hoja de maple quiere ser alguien en el futbol de Concacaf.
El objetivo es particularmente complicado para los canadienses, luego de que fracasaron estrepitosamente en el camino al Mundial 2002.
Osieck tendrá que lidiar con bajas sensibles en el plantel que lleva a Miami, donde compartirá el grupo D con Ecuador y Haití.
Entre esas ausencias, hay dos por incapacidad que se tornan particularmente sensibles pues se trata de jugadores que brillaron en aquel equipo que le ganó la final a Colombia hace dos años: el portero –y héroe del torneo– Craig Forrest y el delantero –goleador de la Copa– Carlo Corazzin.
Osieck apostó en la portería a dos jugadores imberbes en materia de selección pues juntos apenas suman tres presencias en juegos clase A: Lars Hirschfeld y Kenny Stamatopoulos. Hirschfeld es el único de los 18 convocados que juega en un equipo canadiense.
Cuatro seleccionados militan en clubes de Inglaterra, cuatro en Escocia, tres en Alemania, dos en Estados Unidos y uno en Grecia, Brasil, Suecia y Suiza.
En el ataque solo aparecen dos delanteros típicos, Dwayne de Rosario y Julián de Guzmán, lo que habla del corte defensivo que típicamente ha caracterizado a Canadá y que tan buenos resultados le dio en la edición anterior de la Copa de Oro en el 2000.

  • POR Eliseo Quesada C. / equesada@nacion.com
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