Emitió el voto sin mayor algarabía partidista: faltaron los signos rojiazules, las motivaciones típicas de una jornada electoral e, incluso, el contacto directo con los guías de su partido.
El expresidente de la República Rafael Ángel Calderón Fournier mantuvo ayer el distanciamiento que evidenció desde que Abel Pacheco fue escogido candidato presidencial del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) el 3 de junio pasado.
"No he querido estorbar en esta campaña (...) No quiero que ninguna declaración se pueda interpretar en contra del partido", sentenció después de sufragar –a las 7:54 a. m.– en la mesa número 2032 de la escuela Josefina Jurado, en Sánchez de Curridabat, San José.
Rodeado de una decena de periodistas, el fundador del PUSC aclaró que no se incorporó al movimiento de Pacheco porque "el candidato de la Unidad nunca quiso que yo ayudara en nada".
Agregó que por esa razón solo vino al país a expresar su voluntad en las urnas. Llegó al centro de votación en compañía de su esposa, Gloria Bejarano, y de dos de sus cuatro hijos, Gloria y Marco. También estuvo junto a él Jorge Eduardo Sánchez, secretario general del PUSC.
Después de votar, Calderón Fournier se enrumbó hacia el aeropuerto Juan Santamaría, en Alajuela. A las 10:05 a. m. emprendió el viaje junto con su esposa hacia Miami, Florida, donde reside buena parte del año.
A pesar de su alejamiento de la estructura pachequista, Calderón manifestó que apoyó las papeletas rojiazules porque fueron elegidas por la mayoría de la base de la agrupación.
"Yo no puedo votar por ningún otro movimiento", aseveró.
Eso sí, el expresidente evitó lanzar proyecciones sobre el eventual desenlace de las elecciones de este domingo.
Calderón apoyó abiertamente durante la convención partidaria de junio último al precandidato Rodolfo Méndez Mata, quien fue superado con amplitud por Pacheco.
El exmandatario aclaró, eso sí, que no negará su consejo al próximo presidente, si lo pide.