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¿Nunca se ha preguntado por qué cada día toma la misma ruta para ir al trabajo? o ¿por qué en Inglaterra se conduce por la izquierda? Quizá le sorprenda saber que en el fútbol un 17 por ciento de penales se lanzan al centro de la portería y que los porteros casi nunca un 2,4 por ciento de las veces se quedan quietos en el centro, sino que se lanzan hacia los lados. ¿Le parece lógico?
¿Cómo actúan las personas, las empresas o los gobiernos en estas situaciones donde hay una mezcla de conflicto de intereses y posibilidades de cooperación?
Aunque es difícil de prever, lo que sí podemos decir es que llegarán a una situación de equilibrio. Genial, pero, ¿qué es un equilibrio?
Una respuesta profunda a esta pregunta sencilla se encuentra en un artículo publicado en el año 1950 por John F. Nash, el personaje que inspira la película A Beautiful Mind.
En este breve artículo de cinco párrafos, Nash describe el equilibrio como el resultado de un proceso de adaptación al entorno, en el que cada uno trata de hacer lo mejor para sí dado lo que hacen los demás. El cuarto párrafo del artículo demuestra en cuatro líneas, y ahí está la gracia, que siempre existe al menos un equilibrio.
¿Por qué cada día tomo la misma ruta para ir al trabajo? Sencillo, es la que más me conviene dado el estado del tráfico y no tengo ningún interés en cambiar. Pero el "estado del tráfico" son los cientos de conductores que también eligen su ruta diaria porque es la mejor para ellos dado el estado del tráfico. Quizá exista un "estado ideal del tráfico" en el que todos iríamos más rápidos, pero seguramente es un estado inestable, fuera de equilibrio, donde muchos conductores no seguirían la ruta "ideal para todos" sino la ruta "ideal para ellos".
Así es; el equilibrio es este invisible y poderoso imán en el que "yo no voy a cambiar si los demás no cambian, y los demás no van a cambiar si yo no cambio".
Hay equilibrios donde prevalece la cooperación, pero en otros prevalece el conflicto. El equilibrio puede llegar a ser terrible. Cuando se inicia una escalada bélica, o una pelea entre niños, la escalada tiende a autosustentarse y el equilibrio es una espiral de violencia. Ambas partes no cambiarán si no cambia el otro, y todos terminan mucho peor que al principio. Entender la naturaleza de estos equilibrios nos puede ayudar a cambiarlos.
Buenos equilibrios
No todos los equilibrios son tan nefastos. Por ejemplo, la competencia entre empresas resulta en un equilibrio bueno para el consumidor. Bueno o malo, el equilibrio nos condiciona, aunque menos de lo que parece. La razón es muy sencilla: puede existir más de un equilibrio (conducir por la izquierda o por la derecha), y a veces, ¡muchos equilibrios!
En julio del 2000 un colega y yo pudimos acompañar Nash y a su esposa Alicia por la costa norte de Bilbao. En aquel momento la película A Beautiful Mind entraba en fase de rodaje. Alicia, por supuesto, estaba entusiasmada con el proyecto de la película. Nash se mostraba más reservado.
Cuando recientemente le he preguntado su opinión sobre la película, me ha contestado: "Alicia y yo pensamos que es un éxito desde el punto de vista creativo. Mucha gente piensa que describe bien la esquizofrenia, pero sobre esto puede haber controversia, como es natural".
Pienso que lo que motivó a Nash a proponer el concepto de equilibrio no fue ninguno de los ejemplos anteriores. Ni siquiera la esperanza de que dicho artículo, que él considera "su contribución más trivial", le mereciera el premio Nobel de Matemática en 1994.
La pista está en su artículo de 1951: "Una dirección obvia en la que aplicar la teoría del equilibrio es en los juegos, siendo el póquer el candidato más claro." Lo que distingue a Nash de los demás es una respuesta tan genial a una pregunta tan prosaica.
Lo que trato de enseñar a mis alumnos del IESE es que la realidad económica y social unas veces nos parece normal y otras nos deja perplejos. Un mismo equilibrio, el que propone Nash, nos permite comprender mejor el porqué del conflicto y de la cooperación.
Manel Baucells es profesor de Managerial Economics del IESE Business School (Universidad de Navarra).
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