Sus ocupaciones del último día de labores como primera vicepresidenta no permitieron ayer a Ástrid Fischel referirse a los cuestionamientos al programa que ha dirigido.
En el mismo informe financiero de la Contraloría General de la República se citan sus palabras: "El Triángulo de Solidaridad es un facilitador entre las comunidades, municipalidades y el sector público, que cumple su cometido sin necesidad de sustituir las decisiones de la administración activa, ni el manejo de fondos".
Ayer La Nación tampoco tuvo acceso a la respuesta que Fischel envió a la Contraloría luego de recibir los informes.
Su asesor, Federico Chacón, dijo que el programa ya había acatado algunas disposiciones del estudio y enfatizó en que los fondos y su control los manejan las organizaciones internacionales.