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¿Qué hay de su vida?: Alejado de los pedales

Carlos Palacios

Después de sufrir una complicación de salud, Carlos Palacios Herrera abandonó el ciclismo en 1992. La bicicleta se convirtió en su vida por 18 años; le trajo alegrías, pero, también, le planteó muchos obstáculos.
Palacios participó en 10 vueltas a Costa Rica y fue campeón nacional de ciclismo en 1983, 1984 y 1990. Fue declarado Ciclista Novato en 1979, y Ciclista del Año en 1982 y 1983.
Compitió en Venezuela, Panamá, Brasil, Estados Unidos, Colombia, Puerto Rico y Centroamérica.
La Municipalidad de Tilarán lo declaró "Hijo Predilecto" del cantón y, este año, el gimnasio de ese pueblo pampero fue bautizado con su nombre.
"Junto a mi familia y mis padres, el haber nacido y crecido en Tilarán es una de las cosas que más le agradezco a la vida".
Por su labor deportiva, la administración Calderón Fournier le otorgó una placa de taxi, negocio que genera parte de sus ingresos actuales.
Sube a la bicicleta de vez en cuando y desde hace cinco años trabaja como oficial de seguridad en la planta de Recope, en Ochomogo de Cartago. Gracias a esa labor, construyó una casa en Goicoechea, donde vive con su esposa y sus tres hijos.
A sus 43 años, aseguró que el ciclismo le hizo abandonar los estudios y saltar de un trabajo a otro. Aunque llegó a sentir que la bicicleta fue una enfermedad para él, no le guarda rencor. "Una con otra se paga. Por el deporte conocí muchos lugares y coseché grandes amistades".

  • POR Randall Corella V. / rcorella@nacion.com
  • Deportes
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