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Madrid. El Real Madrid no hizo los deberes por culpa de su exceso de confianza y cedió un empate ante el AEK de Atenas (2-2), con un gol en el último minuto del costarricense Walter Centeno, resultado que le obligará a tomarse mucho más en serio de lo que esperaba sus dos últimos compromisos de la primera fase de la Liga de Campeones, ante el Roma y el Genk.
De paso, el equipo blanco, desperdició una excelente oportunidad de lograr victoria número 200 en competiciones continentales y alcanzar la cifra de 150 triunfos en la Copa de Europa, su torneo favorito, el mismo día que Ronaldo Nazario vistió por primera vez la camiseta madridista en un partido internacional.
El Real Madrid, prácticamente con el mismo equipo que ofreció una pobre imagen ante el Racing el sábado -Celades entró en el once inicial por Makelele-, volvió a defraudar, esta vez en casa, donde solía solventar sus duelos con autoridad.
Ronaldo, que firmó dos goles cuando debutó con el Real Madrid en la Liga, no hizo un partido brillante y se quedó sin marcar, pero ofreció algunos detalles de su calidad que invitan a la esperanza a los aficionados del equipo de Vicente del Bosque.
El delantero brasileño todavía tiene que recorrer un largo trecho para alcanzar su mejor estado de forma. Le falta velocidad y estuvo muy estático sobre el terreno de juego, pero cada vez que domina el balón y encara a un rival se intuye que algo importante puede suceder.
Así lo hizo en el segundo gol del Real Madrid, obra de Steve Mcmanaman en el minuto 43. Ronaldo, con espacio por delante, amagó un par de veces a su marcador, casi andando, y dio un excelente pase al hueco al jugador inglés que éste no desaprovechó.
McManaman ya había abierto la cuenta del equipo blanco en el minuto 24 con un disparo con la pierna derecha dentro del área griega tras un pase atrás de muchos quilates de Esteban Cambiasso.
El ex jugador del Liverpool se convirtió en el protagonista principal de una primera parte bastante anodina, con poca historia además de los dos tantos que llevaron su firma.
Sirvió al Real Madrid, eso sí, para marcar distancias ante un rival muy inferior y para creerse que evitaría sobresaltos en el segundo acto del partido, y también para confirmar la calidad de Cambiasso y el buen momento de forma de Zinedine Zidane.
El AEK, un equipo que tendría muchos problemas para sobrevivir en la Primera División española, no dio una a derechas en los primeros 45 minutos, pero reaccionó tras el descanso gracias, sobre todo, a la indolencia de su rival.
Convencido de que su ventaja de dos goles le aseguraba el triunfo, el Real Madrid afrontó la segunda mitad con muy poca intensidad. Sesteó, tal vez para guardar fuerzas para envites futuros, y dio vida al equipo griego.
Iker Casillas tuvo que emplearse a fondo un par de veces para evitarle un disgusto a su equipo, pero no pudo impedir que el AEK acortase distancias en el minuto 74 con un gol de cabeza de Konstantinos Katsouranis tras un saque de esquina.
El centrocampista heleno remató sin que nadie le molestara, como suele pasar con demasiada frecuencia en el área madridista cuando el rival dispone de una acción a balón parado.
Y también a placer firmó el costarricense Walter Centeno, a pase de Ivic, el gol del empate del AEK en el minuto 86 tras otro despiste defensivo del Real Madrid, que esta noche cantó victoria antes de tiempo y lo pagó muy caro.
Edición periodística: Gerardo González y Juan Fernando Lara . Fuente: agencias.
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