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Columna Con Léster

Más allá del dolor
En medio del dolor hay que reflexionar sobre la mejor respuesta que podemos dar ante un golpe tan profundo. Superar el sentimiento de culpa, vivir el duelo, perdonar al amigo y empezar a aliviarnos puede ser un camino.
La primera reacción podría ser remordimiento, confusión, vergüenza, aturdimiento o frustración porque pensamos que podríamos haberlo evitado y que algo impidió que el amigo compartiera su depresión con nosotros, más aún cuando él argumenta algo que tiene solución.
Hay que confrontar que la decisión escapista de Léster no es consistente con el gran cariño que le profesamos sus amigos ni con el amor de su familia. Su origen es más complejo que lo aparente, por lo que no debemos sentir culpa sino un profundo duelo.
Esa inconsistencia puede conducirnos a reclamos hacia él pues nos convierte en covíctimas y nos obliga a buscar mecanismos de defensa ante la gran tristeza que nos ha causado. En lo profundo del corazón hasta podríamos abrigar un enojo porque nuestro dolor es grande y el de sus familiares indescriptible.
Es allí cuando debemos encontrar en nuestras más profundas convicciones religiosas la fuerza para respetar y perdonar al amigo y dejarle partir en paz hacia la Casa del Señor.
Evitar la obsesión con lo que pudo haber sido, rendirle el abrazo eterno a Les y tener presente su legado, permitirán al Herediano enfrentar de nuevo, con gran fuerza espiritual, su reto deportivo. El amigo les unirá aún más y jugarán el resto del campeonato con 12 titulares.
Todos debemos asumir la tarea de explicar a los niños que todo ser humano comete errores para que otros aprendamos de ellos, que siempre hay un mejor camino. Léster nos obliga a reflexionar sobre el valor de la vida. Las personas solo mueren cuando las olvidamos. Levantemos, entonces, la bandera con el lema de Léster en la Sele : "¡Soy grande; si caigo, me levanto aún más grande!".

  • POR GERMAN RETANA
  • Deportes
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