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Sin haber ganado un torneo del circuito profesional, la rusa Anna Kournikova es la tenista mejor pagada de todos los tiempos, y la atleta que más dinero ha hecho gracias a su glamour.
Su figura –bella, provocativa, sexy– repite en las portadas de las más importantes revistas del mundo.
Y no es por su juego –perdió las cinco finales a las que llegó– sino por su rostro encantador y escultural cuerpo.
Por ello, si usted se da una vuelta por el Country Club, en Escazú, para observar la Copa del Café, no le será difícil percatarse de que muchas de las jóvenes tenistas que allí compiten desean fervientemente parecerse a la Kournikova.
Moño en el pelo rubio (y si no es de ese color, el tinte es una buena salida), ropa ajustada y poses sexis.
Y es que en el espejo que quieren mirarse las futuras profesionales, el de la rusa tiene su gran encanto.
El año pasado Kournikova ganó $15 millones y dejó otros $50 millones a sus patrocinadores.
La rusa promociona ropa Adidas, tenis Yonex, celulares Pegaso y sostenedores Berlei.
Estos ingresos son muy superiores a lo que ha sumado como tenista: apenas $748.424.
Rusas, croatas, eslovenas, yugoslavas, ucranianas, todas quieren pertenecer a la "generación Kournikova".
Phil de Piciotto, agente de la estrella mundial, alienta esta tendencia. “Estos tiempos son ideales para una jugadora con la personalidad de Anna”, dijo recientemente a agencia de noticias AFP.
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