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Arabia Saudí está actualmente en el centro de una lucha de vida o muerte contra los militantes islámicos radicales que se aprovechan del descontento con la familia real y su aliado, Estados Unidos.
Las redadas de las fuerzas de seguridad desde los atentados con bombas en Riad el 12 de mayo, en los que murieron 35 personas, entre ellas nueve estadounidenses, ha llevado a una serie de sangrientos enfrentamientos con los militantes, en los cuales han muerto al menos 16 sospechosos y 11 policías saudíes.
El reciente anuncio de que British Airways suspendía sus vuelos a Arabia Saudí por preocupaciones de seguridad, fue un duro golpe tras años de decir que el país era el lugar más seguro de Oriente Medio.
Los ciudadanos saudíes asisten a una serie sin precedentes de choques recurrentes entre las fuerzas de seguridad y militantes, además de la aparición de puntos de control y fuertes medidas de seguridad.
Sin precedentes
"Esto es algo nuevo, no estamos acostumbrados a algo así", comentó el analista saudí Jamal Jashoggi.
Según Jashoggi, los atentados en Riad demostraron al gobierno que la seguridad nacional está en juego.
Abdel-Bari Atwan, director del periódico al-Quds al-Arabi en Londres, dijo que los atentados y la intensa presión estadounidense han llevado al colapso de una tregua no escrita entre autoridades y militantes.
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