Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
El dedo corazón
El Congreso en nada se diferencia ahora de un estadio de futbol. En los dos, el espectáculo no para. A los diputados y a los futbolistas les da igual pelearse en el plenario que en la cancha. No les importa que los vean insultándose en la sala de sesiones del Congreso, o matoneando a un árbitro. Y, para más espectáculo, el diputado Federico Malavassi le mostró el dedo corazón estirado a un compañero en la misma sala de sesiones del Congreso. Incluso, el gesto lo hizo desde la mesa central, donde se maneja el Poder Legislativo. Casi en la espalda del presidente de la Asamblea.
De no ser porque una cámara de TV captó el dedo central estirado y la sonrisa de don Federico, el cuento habría sido increíble.
En otra cancha, pero con césped –la del estadio alajuelense–, la mascota de la Liga dejó tirado en el suelo el céntimo de ternura que quería inspirar en niños y adultos.
El domingo, en medio "clásico", al leoncito de peluche se le salió el hombre que lleva dentro: mostró el dedote de su manota a todos los saprissistas que estaban en la gradería de sombra. Y, para que no quedara duda, con la otra mano se sujetó el bíceps. “¡Tomen!”. De no ser por las dos fotos del compañero Eddy Rojas que retratan la vulgaridad, también habría sido imposible creer que una mascota que da la mano y ese dedo a tantos niños se atreviera a tal indecencia.
Después de todo esto que hemos presenciado en el Congreso y en la cancha, ¿qué más viene? ¿“Superarán” el show que ya han dado sobre la alfombra y el zacate?
Señores, como que les llegó la hora de ponerse con Dios, de renunciar a los pleitos de barriada y dar un buen ejemplo a miles de niños y jóvenes que creen que ustedes, diputados, futbolistas y hasta mascota, son dignos de emular.
Reflexionen que son figuras públicas, que hacer el ridículo o caer en la pachucada no contribuye a mejorar el Congreso ni el futbol. Dejen de revolcarse, de insultarse, de sacarse trapos sucios de vecindario... Acaben el show . Háganle ese favor a su país.
Este documento no posee notas.