El más importante general del Ejército estadounidense en Iraq, Ricardo Sánchez, reconoció ayer que cada semana mueren de tres a seis soldados norteamericanos y que unos 40 quedan heridos actualmente en territorio iraquí.
"El enemigo evoluciona, es un poco más asesino, un poco más complejo, un poco más sofisticado y a veces un poco más tenaz", declaró, refiriéndose a la naturaleza de las amenazas que enfrentan las tropas de ocupación de Estados Unidos desde la invasión del país, hace casi seis meses.
Indicó además que los soldados no abandonarán el país próximamente.
“Será seguramente en algunos años más. Nunca dijimos que sería en menos de algunos años”, afirmó Sánchez.
De la misma forma, en Washington, el secretario de Estado, Colin Powell, previno contra una rápida transición política en Iraq.
Powell dijo hoy que Estados Unidos quiere que se apruebe “cuanto antes” la nueva resolución sobre Iraq que presentó en la ONU y dejó claro que su Gobierno no quiere estar en ese país más de lo que sea necesario para dejarlo estable.
El Secretario de Estado recalcó el punto de vista estadounidense acerca de que el ritmo de la transición en Iraq debe venir impuesto por los propios iraquíes, que deben estar “en el asiento del conductor” de todo el proceso.
“Estados Unidos está impaciente por devolver toda la autoridad al pueblo iraquí tan pronto como sea posible, pero al mismo tiempo reconoce que queda mucho trabajo por delante antes de poder hacerlo”, afirmó.