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La red terrorista al Qaeda de Osama bin-Laden, más desmembrada que nunca tras la intervención militar en Afganistán, se convirtió en una organización muy difícil de controlar, según el informe 2003-2004 del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).
La red al-Qaeda, que podría estar presente en más de 60 países, dispone todavía de más de 18.000 terroristas potenciales en libertad. Al mismo tiempo, "el reclutamiento continúa y progresa sin duda desde la guerra en Iraq", añadió el IISS en este informe anual.
Los expertos consideran que más de 2.000 miembros de al-Qaeda y la mitad de sus 30 dirigentes de alto nivel murieron o fueron encarcelados desde los atentados del 11 de setiembre del 2001 en Estados Unidos.
Este texto afirma que la guerra en Iraq hizo que al-Qaeda orientara los esfuerzos terroristas hacia el mundo árabe, sobre todo a Arabia Saudí, Kuwait, Qatar, Bahrein, Egipto, Yemen y Jordania, vistos como colaboradores de Washington.
“Los ataques en Riad y Casablanca parecen demostrar que algunos países árabes apóstatas” también están ahora entre los objetivos de al-Qaeda, según el IISS, que teme también incursiones en Iraq contra las tropas estadounidenses.
La retórica de al-Qaeda sigue poniendo de relieve “la supuesta humillación histórica del Islam por parte del Occidente judeo-cristiano”, y en este contexto, Estados Unidos sigue siendo el primer objetivo.
El IISS considera que la guerra en Iraq intensificó las pasiones radicales entre los musulmanes y aumentó el poder de reclutamiento de la organización de bin-Laden.
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