Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Francia y Rusia enviaron ayer señales positivas sobre el procesamiento de la deuda iraquí cuando James Baker, enviado especial del presidente norteamericano, George W. Bush, inicia una delicada gira por Europa sobre este tema.
"En el marco del Club de París, Francia, en conexión con los otros acreedores, estima que se podría llegar a un acuerdo a partir del 2004, si se dan las condiciones", dijo ayer el ministro francés de Relaciones Exteriores, Dominique de Villepin, después de entrevistarse con el presidente del Consejo de Gobierno Transitorio iraquí, Abdel Haziz Hakim.
“Francia podría entonces estudiar anulaciones de deuda apropiadas y compatibles con la capacidad de financiación de Iraq, es lo que acabo de anunciarle al presidente Hakim y a su delegación”, agregó.
Paralelamente, en Moscú, el viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Yuri Fedotov, estimó de forma similar que el Club de París, que agrupa a los acreedores públicos del planeta, es “un sistema moderno y civilizado de solución de los problemas de deuda externa”, e hizo un llamamiento para que “sus mecanismos se apliquen en Iraq”.
Estas declaraciones coinciden con el inicio en París de una gira europea de James Baker, nombrado enviado especial para la deuda iraquí por el presidente Bush hace diez días, que luego visitará Alemania, Italia, Rusia y Gran Bretaña.
Estas declaraciones permiten esperar un avance real, aunque se produzcan en un nuevo contexto de tensión entre ambas orillas del Atlántico tras la polémica provocada por la decisión norteamericana de excluir a los países que se opusieron al conflicto, entre ellos Francia, Alemania y Rusia, de contratos de reconstrucción financiados por Estados Unidos.
Hasta ahora, el Club de París, que concentra más de un tercio de la deuda iraquí ($41.000 millones de un total de $120.000 millones), había aceptado una moratoria sobre la deuda iraquí hasta el final del 2004 y con comprometerse a reestructurar la deuda iraquí “en cuanto fuera posible”.
Este tema fue objeto de varias reuniones desde el fin de los combates en Iraq. Pero hasta ahora los países acreedores alegaron que los datos financieros sobre Iraq eran demasiado fragmentarios para ser utilizables y que la deuda solo podía renegociarse con un gobierno iraquí representativo y capaz de garantizar la validez jurídica del acuerdo.
Este documento no posee notas.