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Doble moral con Oriente
Al-hamdulilá –alabado sea Dios– es la expresión con la que se saludan en árabe las buenas noticias. Y es la que el domingo vino a los labios de la mayoría de los iraquíes y de la mayoría de las gentes de bien del planeta al conocer la noticia de la captura de Sadam Husein.
Este individuo es uno de los déspotas más siniestros que ha conocido la humanidad en las últimas décadas, y cabe recordar que es una vergüenza para Estados Unidos y muchos otros países haberlo tenido como un aliado contra la revolución islámica iraní. Fue en la guerra contra Irán –y contra sus propios curdos– de los años ochentas cuando Sadam utilizó masivamente esas armas químicas que los ocupantes norteamericanos y sus aliados no encuentran en Iraq.
Lo cual recuerda que el doble rasero es la actitud característica de Estados Unidos y de sus más fieles aliados al afrontar los asuntos de Oriente Próximo y Medio. Y lo grave es que esta actitud persiste hoy día, pese a que, al final, cuando no aparecían las armas de destrucción masiva ni los vínculos de Bagdad con el 11 de setiembre, la caída del régimen de Sadam se convirtió en el pretexto de la guerra de Iraq. Los muchos árabes y musulmanes que el domingo se felicitaban por la detención del tirano de Tikrit lo hicieron con la amargura de sentir que los valores de la libertad y los derechos humanos no son los que aplica el imperio estadounidense a la hora de afrontar el conflicto israelo-palestino. Y sin resolver ese conflicto, no habrá nunca posibilidad de soñar con paz y estabilidad en aquella región.
Bush y sus acólitos cantaron victoria el 1.° de mayo, cuando, ocupado Iraq, anunciaron el final de la guerra. Pero la guerra siguió y sigue. El patriotismo no es un sentimiento exclusivo de los occidentales y es posible que la resistencia prosiga en Iraq.
Muerto el perro no se acabó la rabia. Los problemas de fondo generados por la guerra de Iraq persisten. Lo suyo sería que, con el más amplio consenso y apoyo internacional, las autoridades provisionales iraquíes se hicieran cargo pronto de su país y comenzaran a guiarlo hacia un Estado soberano, federal y democrático.
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