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Las economías asiáticas lograron una recuperación espectacular al fin de 2003 y, empujadas por la locomotora china, se aprestan a mantener el ritmo de crecimiento este año, tras haber superado las crisis del síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas inglesas) y de la guerra de Iraq.
El SARS asestó un duro golpe a la región en el primer semestre del 2003 e hizo temer, en el peor momento de la epidemia, que Asia tendría muchos problemas para recuperarse de la fuga de turistas y empresarios, así como de la contracción de sus economías.
La epidemia dejó un saldo de unos 800 muertos y más de 8.000 enfermos, en su mayoría en el Extremo Oriente.
Según el Banco Asiático de Desarrollo, la enfermedad costó, a las economías de la región, unos $60.000 millones, es decir, más del 1,5% del producto interno bruto (PIB) de Asia.
Locomotora
La guerra de Iraq, que comenzó en el momento en el que culminaba la epidemia de SARS, también tuvo un peso negativo en los intercambios comerciales y los negocios.
Para agravar aún más la situación, la economía norteamericana, gran mercado de las exportaciones asiáticas, no funcionaba bien.
No obstante, la capacidad de resistencia de las economías asiáticas sorprendió y se vio beneficiada por el gran crecimiento de China, la rápida reanudación de los transportes aéreos y la mejora de la situación en Estados Unidos durante la segunda mitad del año.
En Singapur, por ejemplo, el PIB retrocedió 11% en el primer semestre, pero tuvo una expansión de 17% en los tres meses siguientes, su crecimiento trimestral más rápido en los últimos ocho años.
Hong Kong siguió un esquema parecido, revisando en principio a la baja sus previsiones de crecimiento para 2003, de 3% a 2%, a raíz del SARS, antes de reestablecerlas en su nivel inicial tras una recuperación en el tercer trimestre.
La enorme China resistió mejor que sus pequeños vecinos a la crisis y apuesta a un crecimiento de 8,5% en 2003, contra una media de 7,7% durante los últimos cinco años.
Gracias a perspectivas también optimistas para 2004, China continuará siendo la fuerza motriz de una región que, se espera, mantenga el crecimiento más fuerte del mundo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó, en sus previsiones publicadas en septiembre, que el crecimiento en Asia, sin tener en cuenta a Japón, alcanzaría 6,5% el año próximo.
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