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Líder israelí marca giro hacia centro

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, pretende construirse una imagen de centrista al reafirmar, bajo el abucheo de los radicales de su partido de derecha, el Likud, que estaba dispuesto a renunciar al Gran Israel que incluye a los territorios palestinos.
Incluso antes de acceder al poder en marzo del 2001, Sharon dijo estar dispuesto a concesiones dolorosas en el tema palestino.
Con el correr del tiempo fue precisando su pensamiento, y empleando expresiones como "penosas decisiones", “elecciones históricas” o denunciando “la ocupación” y afirmando “que Israel no puede dominar en forma indefinida a otro pueblo”.
El lunes declaró por vez primera en Tel Aviv, en la convención del Likud, que era favorable a la creación de un Estado palestino “primero en fronteras temporarias y luego permanentes que implicarán, para nosotros, renunciar a parte de nuestras colonias”.
Pese a las duras críticas de los colonos judíos, Sharon se propone desmantelar hasta el próximo mes de febrero un total de 28 asentamientos ilegales, establecidos en los últimos tres años sin la autorización oficial.
Así lo reveló ayer el diario Maariv al informar de que también será evacuados 400 de sus habitantes.
El Consejo de los Asentamientos de Judea y Samaria (Cisjordania) y de la franja de Gaza, convocó a una concentración de los colonos, cuyo número se calcula en más de 200.000, y sus simpatizantes, para protestar contra el Gobierno en la Plaza Isaac Rabin, de Tel Aviv.
Pero Sharon declaró que a falta de acuerdo con los palestinos ordenaría la separación unilateral, cosa que supondría el abandono de ciertas colonias.
Con ello, en forma pragmática redactó el acta de defunción del Gran Israel, cuyas fronteras bíblicas cubrían también los territorios ocupados. A este concepto adhiere la derecha nacionalista, especialmente la de los ultras del Likud liderados por Moshé Feiglin, allegado al movimiento ilegal Kach, de inspiración racista antiárabe.
“El plan Sharon es un premio al terrorismo”, se leía en una pancarta desplegada durante la convención.
En mayo del 2002, el Comité central del Likud asestó una dura derrota a Sharon al rechazar su proyecto de creación del Estado palestino, incluso en un territorio limitado al 50% de Cisjordania.
Imperturbable ante quienes lo reprobaban, Sharon dijo: “Soy quien toma las decisiones, soy quien las aplica”.
Un editorial del diario Maariv se pronuncia en un sentido similar, pero aclaró: “Sharon es muy bueno para los discursos (...) Esperamos los actos”.

  • POR AFPEFE. Jerusalén
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Terrorism
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