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Borrón y cuenta nueva

Si como lo anunció el presidente Bolaños, a Nicaragua se le perdona gran parte de su deuda externa, uno de los acreedores que deberá borrar a ese país del rubro de cuentas pendientes es Costa Rica.
El país del norte adquirió una fuerte deuda con los ticos en los años 80 con la compra de diversos productos que posteriormente no canceló.
Al 31 de setiembre del 2002 el monto alcanzaba los $568 millones, de los que $315 millones correspondían al principal y el resto a los intereses.
En ese entonces, la posibilidad de no poder recuperarlos no era nueva en el país, ya que desde el 2000 el entonces presidente nicaragüense, Arnoldo Alemán, sugirió el perdón.
Poco después, a mediados del 2001, Costa Rica logró un compromiso del Gobierno español para ayudarle a conseguir que otros países y ellos mismos le perdonaran algunas deudas a Costa Rica para balancear la condonación tica a los nicaragüenses.
El mandatario español, José María Aznar, propuso entonces liderar una gestión ante el Club de París para conseguir $70 millones al tiempo que comprometió $20 millones directamente aportados por España para colaborar en la situación.
Los costarricenses han argumentado en diversas ocasiones que el país no está en capacidad de condonar una deuda en la proporción que lo pretenden las naciones desarrolladas, pero según el ministro de Hacienda de Nicaragua, Eduardo Montealegre, el perdón de la deuda con los ticos está contemplado como parte del programa anunciado ayer por el presidente Bolaños.
Perdón por perdón
En octubre del año pasado, el presidente del Banco Central, Francisco de Paula Gutiérrez, explicó que el país trabajaba en la posible condonación de sus deudas con otras naciones considerando la diferencia que tiene con otros acreedores y que, además, recibe bastante inmigración de Nicaragua.
En aquel momento se dijo que ya casi estaba lista una comisión formada por representantes de los bancos centrales de ambos países para analizar el monto exacto de la deuda.
Ayer se intentó contactar a Gutiérrez para conocer el estado actual de ese plan, pero fue imposible localizarlo.

  • POR Eduardo Alvarado
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